—¿Lo has escuchado? —preguntó deshaciéndose de su ropa para después meterse en la cama, de camino a la habitación ninguno de los dos había dicho ni una sola palabra y el silencio se sintió agradable.—¿La conversación? —preguntó quitándose la camiseta y volteando para mirarla, era de mala educación darle la espalda a las personas y más a ella. Sofía asintió con la cabeza—. No llegue a oírla completa. Ni siquiera sabía que estabas con mi padre hasta que Alexia me lo dijo, tenemos una hija muy observadora.
—Quizá demasiado, diría yo —soltó una carcajada, dejando que su cabeza se acomodase en la almohada.
Él le sonrió, escucharla reír ya era una maravilla en por sí, ser parte de la causa que la hacía reír ya era otra cosa. Se acomodó a su lado y la miró unos instantes casi hechizado. Su pelo negro se extendía por las blancas sábanas, dándole un contraste precioso.
—Vas a dormir en mi cama —señaló divertido, dándole una mordida a su labio inferior—. ¿No te gusta la idea?
—Espérate que me pongo a chillar de la emoción o algo —le siguió la conversación con el mismo tono mientras se acercaba a él para sentir el calor de su cuerpo—. ¿Es que acaso quieres hacer alguna propuesta indecente?
—¿Propuesta? —chasqueó su lengua—. Bueno, te iba a proponer darte mis espermatozoides, ya sabes.
—Un planazo, si —alzó sus cejas con diversión al tiempo que él se reía.
Sus brazos rodearon su cuerpo y la acercó a suyo hasta que estuvieron pegados, admitía que le gustaba dormir con la pelinegra, sentía demasiada paz interior cuando lo hacía. Todo era mejor en ese punto donde sus cuerpos estaban cerca, sus respiraciones se mezclaban y nadie se movía para que el calor no se escapase de la cama. Era perfecto.
—Quiere que se llame Abraham —soltó, dejándola desconcertada por unos instantes.
Su mente tuvo que procesar la información después del cortocircuito que le había dado de sólo escucharlo. No le había dicho nada todavía, ¿a que venía entonces eso que acababa de soltarle?
—¿Perdón? —inquirió confusa.
—Alexia quiere que su hermano se llame Abraham —aclaró sonriéndole—. Disque por Abraham Mateo, no me preguntes.
—Hija de un danés y una británica que escucha artistas españoles, me declaro fan de Alexia —admitió soltando una risa por lo bajo.
—El chaval tiene buenas canciones —defendió el crush de su hija con orgullo.
—No he dicho lo contrario, no te alteres —chasqueó su lengua contra su paladar—. Me quedé aún en el Sexy Señorita.
—No te creo —pinchó con su dedo índice en su mejilla—. El loco enamorado sonó demasiado, seguro que también la escuchaste aunque ahora no te acuerdes. De lo contrario estaría muy decepcionado de tus gustos musicales, eh.
—¡Mis gustos musicales son de diez!
—¿Que artistas escuchas?
—¿Que canten en español o en inglés?
—En general, como si cantan en francés, ¿a quienes escuchas? —se interesó.
—Me gusta Antonio José, Carlos Rivera y Pablo Alborán —admitió, recordando la vez que había ido con su mejor amiga al Coca Cola music experience solo para ver a dos de esos artistas y chillar como adolescente nada más verlos entrar al escenario. Habían logrado hacerse una foto con Pablo Alborán casi al final de la noche y llegaron más que contentas a casa por haberlo hecho—. Y en inglés... Uhm, me gusta Ed Sheeran y Coldplay.
—¿Has escuchado a algún artista danés?
—Creo que no, ¿me recomiendas alguno?
—Te puedo pasar un playlist que tengo en spotify, así te culturizas musicalmente. A mi hermana no le gustó ni la primera pero confió en que tú si tendrás buen oído.
Sofía se carcajeó, solía pasarle eso mucho con su mejor amiga, siempre que le decía de escuchar alguna canción intentaba poner excusas. Era fan del pop antiguo y del rap actual, poco más podía soportar, aunque de vez en cuando la pillaba cantando otras canciones, ella le metía la culpa por pegárselas.
—Miriam es fiel a Natos y Waor, no harás que cambie de opinión, te lo digo por experiencia —habló la pelinegra, casi dándole una mirada de disculpa.
Él hizo un gesto para restarle importancia, era típico de hermanos querer pegarle a los demás sus gustos musicales y morir en el intento. Deslizó sus manos por su cálida espalda y sonrió al llegar al borde de su prenda.
—¿Ya quieres empezar a procrear a Abraham? —cuestionó divertida.
—¿Acaso tú no? Porque tus pupilas están dilatadas, Sofiita —alzó sus cejas de manera divertida con el único fin de provocarla.
—Hay posibilidades de que salga niña, ¿se lo dices tú o se lo digo yo? —pasó su lengua por su labio inferior—. Que busque una artista femenina que le guste para copiarle el nombre.
—Tienes que confiar en los espermatozoides que te voy a dar —murmuró burlón—. Estoy casi seguro de que saldrá niño.
Sus labios atacaron los suyos mientras sus manos viajaban por su cuerpo, no sin antes volverle a preguntar si estaba de acuerdo con la propuesta o quería echarse atrás. Su toque es mágico, así como también lo es esa noche para los dos. Puesto que las cosas con amor y dedicación siempre se disfrutan más, con miradas y besos acaramelados de por medio.
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El juego real
FanfictionChristopher nunca se había llevado bien con la palabra "compromiso", algo que era esencial si quería ser el príncipe de Dinamarca. La responsabilidad no era su punto fuerte. Pero no le quedaba más remedio que hacer frente a todo, olvidarse de todo l...