Capítulo 26

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Cuando llega el viernes y vuelve el rey deciden hacerle una cena de bienvenida, más que nada para que se sienta arropado por la familia nada más llegar a casa y así pasar también un rato con los suyos. Lo que nadie se esperaba era que allí estuviera también invitada Alicia.

—¿Qué hace ella aquí? —preguntó Miriam al verla—. ¿En que momento pasó a ser parte de la familia?

—Me estoy haciendo la misma pregunta —murmuró Sofía por lo bajo.

—¿Quien la ha invitado?

—Miriam, no emplees ese tono, no te queda bien.

—Me la suda si queda bien o no, ¿quien la ha invitado?

El pelinegro se acercó a ella para evitar que se alterase, era lo que menos querían en esos momentos y si su familia no cooperaba podría salir todo muy mal. La princesa republicana tenía mal humor.

—Yo —dijo el rey entrando—. ¿Te molesta eso, hija?

—¡Si! ¿Que dirá Christopher al verla aquí? Joder, papá... ¿Acaso no entiendes lo que significa familia?

—Miriam, menos drama —pidió—. Vamos a sentarnos y a cenar como cualquier otro día, sin más, ¿entendido?

Quiso darle una mala contestación alzando la voz pero sabía que no era nadie para hacerlo. Christopher no tardaría en bajar y no ocultaría su enfado al verla... O si, porque venía acompañado de su hija y frente a ella siempre pedía que las aguas estuvieran calmadas.

—Alicia, no me esperaba verte aquí —admitió al entrar en el comedor y ver a la chica sentada en la mesa junto a su familia—. Alexia, ve a sentarte al lado de mamá.

La niña obedeció y corrió hasta allí para acomodarse justo donde le habían pedido.

—Tienes una hija muy bonita —la halagó—, no se parece nada a la madre.

—Pues mamá es muy bonita —habló la niña—. Quizá Abraham si se parezca a ella.

—¿Abraham?

Todos centraron la mirada en la niña, curiosos por lo que acababa de decir. Todavía no le habían dicho a los reyes sobre el futuro integrante de la familia y ese no era el momento adecuado para hacerlo.

—Abraham —confirmó la menor mientras asentía con la cabeza—. Papá le dio sus espermatozoides a mamá y ahora van a tener un bebé. Claro que yo le elegí el nombre, se llamará Abraham como Abraham Mateo, ¿conocéis a Abraham Mateo?

—¿Estás embarazada? —la reina fue la primera en hablar.

—¿La has dejado embarazada? —cuestionó el rey mirando fijamente a su hijo—. Le abrimos las puertas del palacio a una desconocida y tú le abres las piernas.

—Cuida tu lenguaje que está mi hija delante.

—Tu hija —repitió él irónico—. ¿Sabes siquiera si es tuya? ¿O te la ha intentado colar?

—Como el que viene... ¿Quien te dice que es tuyo? Christopher, abre los ojos, tú estabas conmigo antes y es imposible que en tan poco tiempo se haya quedado embarazada. Lo más probable es que estuviera ideando esto desde antes para ahora hacerte creer que es hijo tuyo.

Las palabras de Alicia le sentaron fatal. ¿Quien era ella para opinar sobre su vida? Maldita sea, lo suyo si que era un plan y no el de la pelinegra que no sabía que decir.

—¿Qué mierda estáis diciendo? —espetó—. Alexia, tápate los oídos, amor.

La niña frunció el ceño confusa pero le hizo caso al poner sus pequeñas manos sobre sus orejas.

—Para que te quede claro a ti, bonita, nunca estuvimos juntos, pero cuando tú creías que lo estábamos yo ya me estaba acostando con Sofía. Esto no es algo de ayer —aclaró—. Y para ti, que parece mentira que seas mi padre, no tienes ningún derecho a hablarme así. A partir de hoy vais a respetarme porque no pienso asentir con la cabeza y fingir una sonrisa cada vez que digáis algo, lo mismo para ella. Más os vale no decir ni una puta palabra con respeto a Sofía. ¿Os arde que sea mi mujer? Pues lo siento, soy un hijo de puta con suerte. ¿Os jode también que nuestra historia solo fuera cuestión de seguir escribiéndola porque ya tenia inicio unos años atrás? Pues oye, también lo siento —negó con la cabeza y dio una palmada en la mesa—. Insinuaciones de este tipo no quiero volver a oírlas. Y tú, por favor, largo de mi casa de una jodida vez, me hija puso mala cara cuando entró al comedor y te vio, podría aguantarme una hora escuchándote si fuera necesario pero no quiero que ella tenga también que pasar por eso. Sobras.

—Hijo...

—No —interrumpió—. Alicia, fuera, no me hagas llamar a los guardias reales vaya que te arrastren a la salida. No vuelvas, a poder ser. Ya sé que mi padre está aburrido y te ha pagado millones por mi, puedo pagarte el doble si despareces de mi vida.

—¿Como te atreves a insinuar que...?

—Cállate —lo miró con mala cara—. Vender a tu hijo no te queda muy bonito. Y que además el plan te haya salido es una mierda, ¿no?

—No sabes de lo que hablas.

—Creo que lo sé muy bien.

—Como padre quiero lo mejor para ti y ella no es lo mejor... Lo único bueno quizá sea ese hijo que viene en camino si es varón, así podremos dejar un rey asegurado.

—¿De que coño vas? Solo yo sé lo que es mejor para mi —resopló indignado—. Métete tus mierdas machistas por el culo, papá. La reina va a ser Alexia, ¿por qué no va a poder reinar una mujer? Madura, que la Edad Media ya quedó muy atrás.

—Te estás ganando no heredar el trono.

—Ya es muy tarde para eso, no tienes cara de cedérselo a uno de tus primos lejanos ahora, afectaría a tu imagen pública y no estás dispuesto a mancharla.

Al rey no le gustaba nada ver a su hijo con tantas ganas de hablar lo que se había estado callando hasta el momento. Pero necesitaba hacerlo entrar en razón y si tenía a esa mujer delante no lo iba a conseguir.

—Vamos a cenar y después hablaremos en privado porque no es un tema que podamos discutir en la cena.

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