CAPÍTULO I

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AÑOS ATRÁS.

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Sintió como las uñas se encarnaban en su piel sobre la tela que la cubría, la mano de su madre apretaba con fuerza su brazo llevándolo casi a rastras y después de cerrar la puerta de Casita, lo lanzara con brusquedad.

— ¿¡Qué es lo que te sucede, Bruno!? — Gritó enojada.

— P-pero yo... — En el suelo la veía horrorizado.

— ¡Estoy cansada de escuchar a los vecinos del pueblo quejarse! Tienes que detenerte. —

Bruno se quedó en silencio no atreviéndose a contestarle en ese momento, se sentía intimidado por el carácter fuerte de su madre. Con tristeza le miraba quebrándose por dentro.

Ante tremendos gritos no tardaron en salir los demás a ver que sucedía; Bruno en el suelo y Alma apretando los puños completamente furiosa, podían ver como estaba agitada y retenía mucho coraje.

— ¡No volverás al pueblo y mucho menos harás uso de tu Don! — Alma hasta jadeaba no pudiendo controlarse.

— P-pero ¡Yo no hago nada malo! Yo n-no lo provoco... — Bruno se levantó, levemente temblando.

— ¡Cállate! — Alma le dio una fuerte bofetada. — ¡No tienes derecho a levantarme la voz! —

Todos los Madrigal se quedaron helados, más humillante la escena no podía ser, lo peor de todo que es que ninguno salió a defenderlo.

— Agustín, llévate a las niñas. — Julieta susurró dándole en brazos a una Mirabel de cuatro años y llevándose a Isa y Luisa.

Félix también decidió llevarse a sus dos retoños, quedando solo los trillizos y su madre.

Ninguno podría creer que le haya levantado la mano a uno de ellos, jamás los golpeó ni maltrató, los había educado con amor, cariño y paciencia, Alma era irreconocible y vaya que sí les daba miedo.

— Mamá... — Bruno murmuró tomando su mejilla, se encogió aun reteniendo las lágrimas.

— No sé qué pecado estoy pagando para qué tuviera un hijo como tú. —

— ¡Mamá! — Julieta alzó la voz, pero enseguida se calló cuando se topó con la mirada intensa de su madre.

— Los dones que les fueron concedidos fueron para hacer buen uso y ayudar a la comunidad, pero tú, Bruno, lo único que haces es estropearlo todo. —

— ¡Ya basta, mamá! — Pepa no podía soportarlo, si a ella le dolían esas palabras no quería imaginarse como es que se sentía su hermano.

— ¡No, ningún basta! Bruno tiene que aprender una lección. — Dijo fríamente. — ¿Ya olvidaron las malas predicciones que tuvo para ustedes? —

Las hermanas se callaron recordando, eventualmente, aquellos sucesos desagradables que Bruno miró para ambas eran dolorosos y que ninguna persona debería pasar, viejas heridas se abrían nuevamente señalando a su hermano como el culpable.

El corazón de Julieta se rompía, ella era muy sensible al mirar sus recuerdos, las lágrimas de sus ojitos comenzaron a resbalar por sus mejillas, saladas y frías. Los brazos de Pepa la rodearon consolándola, la pelinegra cayó al suelo, rota.

Quizá su madre tenía razón, Bruno traía desgracia y deshonra a la familia, lo que tenía no era un milagro, era una maldición.

— ¡Mira lo que has hecho! — Pepa gritó aferrándose a su hermana. — Ya, ya, Juli... —

— Es m-mi culpa... — Murmuró volteando a verlas.

— Claro que es tú culpa, debes dejar de ver el futuro si solo traerás malas cosas. — Alma no mostraba una pizca de compasión por su hijo, solo lo despreciaba.

Hizo su mayor esfuerzo para no llorar, pero era inevitable, no era la única vez que escuchaba palabras que de verdad le dolían hasta lo más profundo de su alma, que se quedaban clavadas en su corazón y lo rompían poco a poco.

Pero a pesar de todo, él seguiría queriendo a su Madre y amando a su familia.

No importando lo que decían sobre él o la mala fama que le daban.

El amor era incondicional.

— Deja de llorar, tú no eres la víctima. — Era muy dura. — Desde ahora no podrás ver el futuro del pueblo, está prohibido. —

Fueron las últimas palabras que le dijo, Alma se fue sin siquiera mirarlo, dejándolo vulnerable, destrozado y humillado. Sus hermanas también se desvanecieron sollozando en silencio.

La vela del milagro comenzó a parpadear, algunas grietas se formaron a su alrededor, eran pequeñas, nadie más que Bruno las miró.

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Los siguientes días no hubo señales de él y Alma actuaba como si nada, de hecho, no comentó acerca del suceso, lo más fácil fue ignorarlo y continuar con sus vidas. Todos los miembros vivían constante tensión cuando estaban cerca de la matriarca, podían sentir sus malas vibras y su aura pesada.

Sí, había sufrido mucho tras la pérdida de su hogar y esposo, pero incluso en su hora más oscura demostraba amor para sus trillizos, no saben cuándo cambió todo esto ¿Quizá por los nietos? ¿La edad? ¿El control y la sensación que tenía cuando algo no salía como ella quisiera?

— Bruno... Soy yo, Julieta. — Susurró tocando la puerta de su torre. No hubo respuesta. — No has salido en días, sé que vienes por las noches a la cocina y me alegra que estés comiendo. —

Bruno escuchaba todo, no tenía las ganas para ver a nadie.

— Hoy te preparé tu comida favorita, te la dejaré aquí, pero apresúrate por que se enfría. — Dejó la bandeja en el suelo, frente a la puerta.

Esperó un poco más para ver si su hermano salía, pero de nuevo, nada. Se dio media vuelta y bajaba con cuidado las pequeñas escaleras.

— ¿Son arepas de queso...? — Su voz se escuchaba tan desanimada.

— Bruno... —

Su apariencia era horrible, las ojeras se le marcaban cada vez más, se le veía pálido, descuidado y cada vez más delgado, su ropa se le veía más grande, con una mirada ida, sin vida realmente.

— ¿Qué te hemos hecho, Brunito? — Juli lo abrazó.

— Hey, estoy bieen... — Tomó una arepita sonriendo. — Uhmm, están deliciosas. —

— Te extrañamos, yo te extraño. —

— Lo sé... — Tomó su cabello con cuidado, se sentía muy decaído.

Lástima que Julieta no podía curar un corazón roto. 











˗ˏˋ Notas del Autor ˎˊ˗

Awebo, una historia más sobre Brunito JAJAJA.

Basada en la ilusión que me hice de un Bruno malvado, cruel y vil que solo atraía cosas malas en sus visiones, o la versión que Camilo nos mostró de él, la vdd me quedé con las ganas y me decepcioné un poquito cuando vi que Bruno era todo lo contrario, pero bueno aún así lo amo<3

Pues la historia trata temas algo fuertes para las personas sensibles(? así como gore y todo esoo, así que discreción. 

Infame | Bruno MadrigalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora