CAPÍTULO XV

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El pecho de la mayor bajaba y subía rápidamente, su hijo después de tantos años se rebelaba contra ellos indicando que sería muy despiadado sin importarle ya su perdón, Bruno se arriesgaba planeando todo esto desde años, se libraría de una gran carga cuando los viera muertos.

Por qué verlos heridos ya no era suficiente, quería más, algo que le aliviara el dolor acumulado por toda su vida y esa era la única solución que suponía para el fin de sus conflictos internos.

— ¿Qué fue lo que hiciste con Mirabel? — El aire se le escapaba, la estaba amenazando.

— ¿Ahora te importa? De verdad que son hipócritas. — Rio.

— ¡Ustedes dos! Nunca se los perdonaré. —

— Eso ya lo sabemos, quiero venganza no ser perdonado. — Dijo con cinismo disfrutando de la desesperación de su madre. — Solo vine para causar terror, después vendrá la tragedia, veremos si me puedes seguir el paso.

— ¡Lárgate! —

— No tengo miedo ni nada que perder, ahora es mi momento. — Dramatizó mientras caminaba sutilmente hacia ella, su madre retrocedía. — Estuve rogándote, suplicándote, rezándote para que por un momento voltearás a verme, verme con amor, que me enseñarás el camino que creías correcto, y lo único que me diste fue la espalda. —

— Te di lo que merecías... —

— Me maldijiste, he intentado de deshacerme de esa sensación de ser indeseado durante toda mi vida, pero tú solo lo empeorabas. — Intencionalmente el de las visiones se desahogaba, entonando las palabras con melancolía.

— A-aún puedes redimirte, hijo... —

— ¡Lo único que quería era una familia! ¿Un poco de amor era mucho pedir? — Gritó impaciente. — Cada vez que te pedía que me dieras una oportunidad solo te alejabas. —

— ¡Tuviste una oportunidad! —

— Me he esforzado por ser el hombre que querías que fuera, me rompí tratando de cumplir tus expectativas. — La acorraló contra la pared. — ¡Todo esto porque no quería vivir en un hogar fracturado! —

— ¡Basta! —

— ¿Por qué me ocultabas? ¿Por qué te avergonzabas de mí? ¿Por qué me hiciste invisible ante todos? Estuve luchando para mantenerme en pie ¡Te odio! — Golpeó la pared de madera sobresaltando a su contraria.

Bruno estaba muy alterado, esa no era la persona que quería ser, nunca quiso hacerle daño a su familia, sin embargo, las circunstancias fueron muy diferentes, ellos se llevaron toda su bondad y humanidad, a este punto ya no podía retroceder ni revertir su persona, fueron años de sufrimiento y soledad que fue imposible no caer en la locura con intenciones de regresarle el favor.

Sus manos en el puente de su nariz lo calmaron brevemente, tras recuperar la compostura volvió al grano.

— Escúchame bien, casita, la familia y el milagro perecerán muy pronto, no hay nada que puedas hacer para evitarlo por qué enmendar tus errores ahora ya no sirve de nada, las lágrimas que derramarás te ahogarán, los dones que fueron concedidos se volverán en su contra, el encanto del pueblo se volverá horror y la vela se apagará al final. — Sus palabras sonaban sombrías, hablaba en serio.

La abuela no podía creerlo, estaba totalmente sumida en el miedo de volver a repetir su trauma, aquel que le costó tanto "Superar", maldecía a su hijo de todas las formas posibles arrepintiéndose de traerlo a la vida, le deseaba todo lo peor, lo odiaba también.

Infame | Bruno MadrigalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora