CAPÍTULO IV

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— ¿Estás segura de que fue un animal? Mirabel, escucha lo que estás diciendo. — La abuela veía como al comer un pedacito de buñuelo su herida desaparecía.

— Y-ya les d-dije que fue un a-animal... — Mirabel limpiaba sus lágrimas temblando y sollozando.

— Dolores ¿Escuchaste algo? — Al oír eso, Mirabel se puso más pálida.

— N-no mami... E-estábamos jugando y me entretuve... — Respondió apenada, con los gritos de sus demás primos no pudo escuchar nada más.

— Hija... E-es que... No lo entiendo ¿En qué momento ocurrió? — Julieta supervisaba la herida ya curada.

— ¡Y-ya les dije que fue un animal! ¡Es mi culpa! — Gritó desahogándose antes de correr hacia su habitación.

Se lanzó a su cama llorando, a diario tenía que oír los horribles comentarios de su familia hacia su tío y ella no quería ser parte de ellos, lo amaba, aunque no comprendía por qué la había lastimado.

Se repetía que era un animal, que salió al bosque y vio un animal que estaba husmeando en casita, se le acercó y entonces la mordió.

Funcionó tan bien que con el paso del tiempo y al no haber cicatriz logró modificar ese horrible recuerdo.

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Camilo obtuvo su don poco después del incidente, todos estaban sorprendidos por que era un tanto inusual pero su portador estaba tan feliz y satisfecho que traía alegría a la familia. Camilo ahora ya no se disfrazaba del tío Bruno para asustar a sus primas, sino que se convertía en él dándole una imagen retorcida y fúnebre.

— ¡Camilo Madrigal! Deja de asustar a las niñas, compórtate. — Su madre lo regañó haciendo que volviera a ser él.

— Solo estábamos jugando ma... —

— Tu don debería servir a la familia, no pierdas el camino como... c-como Bruno... — Dios, a Pepa ya le costaba hablar sobre su hermano, inevitablemente se estaba acostumbrando a su "inexistencia" pues ya ni siquiera salía a comer, se la pasaba encerrado en su torre.

La abuela Alma quería preguntar que le sucedía, de verdad lo quería, pero su orgullo y ego además de su corazón incapaz de perdonar, eran más fuertes, no sabía que todo esto era involuntario, les hizo creer a todos que su hijo lo hacía por qué era una mala persona.

Creía firmemente que él debería disculparse, no ella ni nadie.

Pero uno nunca sabe cuando va a necesitar del otro.

En la misma noche que Mirabel no obtuvo su Don, todos estaban destrozados, confundidos ¿Qué había salido mal? ¿Qué error había cometido Alma para que su nieta no recibiera nada?

Completamente deshecha buscaba respuestas, que alguien le dijera que pasaba y cuando se dio cuenta quién podría dárselas, le dolió el pecho. No se atrevía a dirigirle la palabra, su relación prácticamente estaba rota y ninguno sabía cómo repararla.

Decaída agarró un poco de valor para hablarle, quizá el hecho de que su nieta no recibiera nada era una alerta de que el milagro estaba en peligro.

— Bruno... Hijo, necesito hablar urgentemente contigo. — Dijo estando frente a su puerta, sus hijas le habían advertido que él ya no salía para nada.

Apretó el cerrojo de la puerta y la abrió lentamente, al entrar sintió escalofríos por qué su cuarto se veía tan sombrío, sin ninguna luz, era frío e incluso algunas ratas salieron de quién sabe donde y escaparon antes de que la puerta se cerrará.

— Bruno... Soy tú madre. — Dijo, su voz hizo eco en la torre, rebuscaba entre el interior averiguando donde estaba.

Detrás de ella apareció Bruno, sorprendido por la visita inesperada, él no había estado en la ceremonia de Mirabel entonces no sabía que ocurría.

¿Finalmente una disculpa?

— Mamá... — Murmuró, Alma se sobresaltó y volteó a verlo.

— Bruno, hijo... — Se acercó tomando sus manos desesperadas, con temor en sus ojos, Bruno se estremeció, por la falta de luz su madre no podía ver lo demacrado que estaba.

— ¿S-sí? —

— A-algo malo ocurre con la magia... M-mirabel no obtuvo un Don. —

— ¿Qué...? ¿Por qué? — Eso lo impactó.

— N-no sabemos, algo está pasando y no nos estamos dando cuenta. —

"Hipócrita" Pensó el de las visiones.

— Bruno... Hijo mío, necesito que... — Tragó saliva. — N-necesitamos que veas el futuro de Mirabel. —

— ¿Qué? —

— ¡Por favor! S-si la magia desaparece... Si ya no tenemos el m-milagro ¿Qué pasará con nosotros? — Alma se lamentaba haciéndose la víctima y eso le punzaba.

Por qué se sentía rebajada al nivel de su hijo, se estaba contradiciendo, incluso Bruno dedujo que no se trataba de Mirabel, no lo hacía por ella sino por la magia en general.

— ¡V-ve el futuro de Mirabel! Dime q-que es lo que ves... — Suplicó.

Le soltó las manos y le dio la espalda ¿Qué carajos le pasaba? Primero le decía que ya no podía seguir usando su don, lo despreciaba, maltrataba y decía cosas que arruinaron su reputación, y ahora venía llorando y victimizándose para que Bruno le concediera el honor de darle una de sus visiones.

— Por favor, Bruno... La familia te perdonará y las cosas volverán a ser como antes, solo dame la visión. —

— ¿Recuperar a mi... familia? — Eso significaba otra oportunidad.

— Sí, todos volveremos a ser Madrigal. —

— ¿Y si es algo malo? Si no es lo que quieres ver ¿Aun así me perdonarían? — Sus palabras denotaban ira reprimida.

No hubo respuesta.

En el oscuro corazón de Bruno el cual se fue llenando de rencor, enojo y tristeza todavía quedaba un poco de bondad, una mínima parte quería hacerlo por qué se trataba de su sobrina, la única que lo quería y que lo perdonó aun cuando él la había lastimado.

— Por Mirabel, no por ti. —

— Hazlo Bruno. —

Alma salió dándole una mirada de ¿Compasión? Dejándolo otra vez solo, por que ni siquiera se disculpó, le pidió que le contara si todo estaba bien, ni una pizca de afecto, pero claro, si viera algo malo de nuevo sería rechazado.

Suspiró cansado, cabizbajo comenzó a subir las escaleras yendo a su cueva de visiones.

"Pobre Mirabel..." Pensó tristemente, no se quería imaginar cómo se sentía, la única de la familia que el milagro no la bendijo















˗ˏˋ Notas del Autor ˎˊ˗

Ya casi se acaba el bullying a Brunooo, solo quería dar unos antecedentes antes de continuar, ahora si se viene lo feo(?

Por cierto, la historia no es tan larga, maximo 20 capítulos diría yoo, gracias por sus votos <3

Infame | Bruno MadrigalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora