La enorme casa de la familia Black, la mayor parte del tiempo, se encontraba en silencio. Algo que Regulus apreciaba, porque le permitía concentrarse en sus pensamientos. Además, sabía que cualquier sonido era algo de lo cual debía preocuparse. Siempre se encontraba en alerta, para evitar meterse en problemas y principalmente evitar enfadar a su madre.
Un escalofrío le recorrió por la espalda cuando los pasos de Walburga resonaban en el pasillo. Tuvo que respirar profundo cuando se detuvieron y la puerta de su cuarto se abrió. Hizo un repaso mental de todo lo que había hecho en el día, preguntándose si algo había sido incorrecto. Lo cual parecía imposible, ya que lo único que hacía a diario era salir de su cuarto a comer y luego volvía a encerrarse.
- Buenas tardes, madre ¿Sucedió algo?- preguntó, esforzándose en levantar la vista y apretando demasiado fuerte el libro que tenía en sus manos.
- Tu prima Narcissa te envió una carta- informó, extendiendo el sobre. Apareció cierta luz en los ojos de Regulus, adoraba las cartas de Cissy. Al menos cuando no mencionaba lo enamorada que estaba de Lucius.
- Gracias, madre- respondió, con el tono neutral que siempre debía utilizar. Y eso fue todo, Walburga salió de la habitación y su hijo esperó que los pasos estuvieran lo suficientemente lejos para abrir la carta. Encontrándose con una letra que jamás había visto y un mensaje que lo tomó por sorpresa.
Querido Regulus:
Lamento mucho haber mentido en el remitente de la carta, pero no soy Narcissa. Mi nombre es James Potter y soy amigo de tu hermano, Sirius. Vamos juntos a Gryffindor y compartimos cuarto. Me prometió que en las vacaciones de verano me mandaría cada semana una carta para decirme que todo está bien, pero ya ha pasado un mes y no he tenido noticias de él, empiezo a creer que ni siquiera le están entregando mis cartas.
Sirius hablaba muchísimo de ti en Hogwarts, de cuánto te extrañaba y algunas veces también compartía el terror que sentía al creer que quizás en casa te estaban haciendo... algo y no te podía defender. Sé cuánto tu hermano te aprecia y esperaba que también tú le tengas el mismo cariño. Por eso, te pido, hasta te suplicaría de rodillas si pudieras verme, que por favor me digas si Sirius se encuentra bien. O si le podrías decir que le mandé esta carta.
Escribo esto apurado y con desesperación, espero no meterte en ningún problema porque Sirius se enojaría mucho conmigo. Desde ya, agradezco el simple hecho de haberla leído.
Espero con emoción una respuesta, James Potter.
Regulus estaba atónito. El nombre James Potter no era algo nuevo para él. Su madre lo había nombrado varias veces cuando regañaba a su hermano. Sobre todo en navidad, cuando Sirius se escapó para ir a la casa de ese chico. Por lo tanto, sólo podía relacionarlo con problemas.
Se detuvo varios minutos a meditar qué debía hacer. Lo cierto, es que tampoco sabría qué decirle porque ni él mismo podía asegurar el estado de su hermano. Lo cual lo hizo sentirse culpable. En la carta, James expresaba que su hermano estuvo preocupado por él. Aunque Sirius tenía problemas peores que Regulus desde el momento en el que no quedó en Slytherin.
Dio vueltas en su cama, hasta que la hora de la cena llegó. Fue demasiado rápido para el menor de los Black. Quién sólo había estado leyendo una y otra vez esa carta. Todo apuntaba a que la salida más fácil sería ignorar lo que había pasado. Al menos por el bien de su verano, no quería terminar como Sirius.
- Regulus- lo llamó su madre, al notar que no había tocado la comida- ¿Sucede algo?
- No- dijo de forma automática y se acomodó mejor en su silla, antes de tomar los cubiertos. Aunque siguió sin comer.
Se sentía un cobarde, muy pequeño y temeroso. Por supuesto que adoraba a Sirius, lo apreciaba y admiraba desde que tenía memoria. Pero desde que se fue a Hogwarts y defraudó a la familia, todo el peso había caído sobre él con sólo once años. Estaba aterrado de no ser lo que el resto esperaba. Cada paso que daba debía ser calculado y por eso analizó demasiado sus palabras antes de volver a hablar:
- Madre ¿Hoy tampoco Sirius nos acompañará en la mesa?
Su padre le dedicó una mirada de advertencia, mientras dejaba el vaso con fuerza sobre la mesa. Walburga continuó cortando la comida de su plato, con una inusual calma.
- No y tampoco lo hará por el resto del verano.
Una parte de Regulus sabía que sería así, no era necesario preguntarlo. No obstante, el haberlo escuchado de su madre lo hizo sentir horrible. Todo el hambre desapareció y sólo deseaba volver a su cuarto. Bajó la mirada en el instante que sintió como sus ojos se llenaban de lágrimas.
La cena terminó en silencio y el primero en levantarse fue Regulus, quien prácticamente corrió escaleras arriba para poder abrazar su almohada. Desde la cama observó la carta arrugada de James Potter y de alguna forma creyó que le había fallado. No había obtenido ninguna respuesta y el terror que su madre había sembrado en él, tampoco le permitían atreverse a hacer algo.
Unos golpes suaves sonaron en la puerta, no hacía falta que la abriera para saber que era Kreacher. Estaba sosteniendo dos bandejas de comida y una se la extendió.
- El pequeño amo no tocó su comida- explicó.
- Gracias, Kreacher- respondió, observando al elfo doméstico y una idea apareció en su mente al ver la segunda bandeja- ¿Es para Sirius?
- Así es.
Regulus volteó la cabeza para observar de vuelta aquella carta y mordiéndose el labio, bajó la voz antes de pedirle con un tono de súplica a Kreacher:
- ¿Podrías hacerme un favor? Pero tiene que ser nuestro secreto ¿Sí?
Así fue como, en medio de la noche, una lechuza golpeó de forma insistente la ventana del cuarto de James Potter. El cual se despertó asustado y confundido al no reconocer la lechuza. Sin embargo, su rostro cambió de inmediato al notar la letra prolija de su mejor amigo, Sirius Black. En ese momento, sólo pudo pensar "Gracias, Regulus".
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Hasta el final - Jegulus
FanfictionLa vida de Regulus parecía sentenciada. Desde que nació sabía cada paso que debía seguir para conservar el honor de la familia Black. Siempre creyó que podría avanzar por ese camino a la perfección, hasta que James Potter ingresa a su vida y comienz...