Amane recorrió todos los rincones del castillo, pero no fue capaz de dar con el príncipe Naoto.
Había tomado una decisión: iría en busca de sus amigos. Quería verlos y aclarar las cosas. Al fin y al cabo, se había marchado sin dar explicaciones.
La intención de la muchacha era despedirse del joven príncipe, pero, al no haberlo encontrado, decidió que debía partir cuanto antes. No podía esperar más.
Recogió su arco y sus flechas y se encaminó hacia la salida de la ciudadela, mas cuál fue su sorpresa al verse incapaz de abandonar esta.
— ¿Qué está pasando?— se cuestionó
Dio media vuelta sobre sí misma y pudo observar cómo se encontraba de nuevo a escasos metros del edificio, quedando la salida muy lejos de ella.
¿Qué sucedía? Era como si no fuese capaz de avanzar.
Intentó rodear el palacio en busca de alguna otra salida, pero siempre acababa en el mismo lugar.
Finalmente, decidió adentrarse nuevamente en el castillo, con intención de encontrar algo que pudiese darle una respuesta sobre lo que estaba pasando.
(...)
No había ni rastro del paradero de la chica. Quizá... ¿Hubiese vuelto a su mundo?
Sesshomaru, desde que supo de su separación del grupo de su hermano, había estado buscándola, pero su olor hacía ya días que le era imposible de rastrear.
En la misma línea, Naraku no había dado señales de vida desde su intervención en el castillo del Oeste.
— No puede ser una coincidencia.— pensó el peliplateado
Sin más dilación, echó a correr en busca de la única persona que creía capaz de averiguar el paradero de ese infame personaje.
(...)
— Inuyasha.— pronunció la morena al verlo aparecer— ¿Cómo ha ido? ¿Has encontrado algo?
El peliplateado levantó su sombría mirada para dirigirla a la chica que se encontraba frente a él.
— No hay ni rastro.— negó
— Pero ¿cómo puede ser eso posible? Amane tiene que estar en alguna parte, no ha podido desaparecer.— reprochó el pequeño kitsune
— ¿Y si la señorita Amane ha encontrado la manera de regresar a su hogar?— cuestionó el monje
— Puede que Amane estuviese muy enfadada por la discusión que tuvo con Inuyasha, pero no se iría sin despedirse. Sobre todo desconociendo si existe la posibilidad de reencontrarnos.— dijo Sango con convicción
— Sango tiene razón. Amane era y es nuestra amiga. — concordó Kagome— Por eso estoy segura de que ha tenido que pasarle algo.
Inuyasha estaba presente en la conversación que mantenían sus amigos, pero no se atrevía a intervenir. Si aquellas palabras eran verdad, si a Amane le había pasado algo... nunca podría perdonárselo.
De repente, una inesperada presencia apareció en el lugar.
— Kagome.— la llamó el inuyokai
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Shōganai | Inuyasha
Fantasy"Tienes miedo de amar algo que sabes con certeza que un día perderás."