21 - La pulsera de Amane

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— Inuyasha, ¿estás mejor?— le preguntó Kagome al ver que este se había despertado por fin— Has dormido mucho.

— ¿Enserio?— la chica asintió

— No pasa nada, lo necesitabas.— contestó brindándole una amable sonrisa

— Hmm.

En aquel momento, los restantes entraron en la habitación.

— Veo que ya te has recuperado, Inuyasha.— habló Miroku

— Si te ves capaz, seguiremos con la búsqueda de Naraku.— añadió Sango

— ¿Y qué pasa con Amane?— preguntó Inuyasha, no sorprendiendo en absoluto a ninguno de los presentes

— Hemos estado hablándolo y hemos decidido que debemos seguir. Sabemos que Amane no está en malas manos y que no tardará en volver con nosotros.— le respondió la morena

— ¿Desde cuándo Sesshomaru es alguien en quien se puede confiar?— cuestionó el hanyo con cierta molestia— Y aun encima, algo como la vida de nuestra amiga.

— No eres el único que está preocupado por ella.— le reprochó el pequeño kitsune

— Shippo tiene razón. Yo soy la primera a la que no le hace ninguna gracia que Sesshomaru tenga a Amane, pero prometió no hacerle daño y quiero confiar en su palabra.— dijo Sango

— Opino lo mismo que Sango. Además, si conseguimos darle caza a Naraku, será un peligro menos para Amane.

Inuyasha desvió su mirada, no muy convencido con las palabras del monje, pero sabiendo que no serviría de nada llevarles la contraria.

(...)

— ¡Jaken!— lo llamó la pequeña Rin— ¿Sabes dónde está la señorita Amane? He ido a su habitación y no había nadie.

— Tengo cosas más importantes por las que preocuparme, niña. Esa estúpida humana no está entre mis prioridades.— contestó el pequeño demonio cruzándose de brazos

— Estoy preocupada por ella.— dijo la niña dirigiendo su mirada al gran ventanal situado a su derecha

No muy lejos del lugar, un inuyokai escuchaba de paso la conversación.

No había visto a la ningen desde la última vez que habían hablado y, sabiendo que podía repetirse la situación de los días anteriores, prefería tenerla bajo control.

Salió pues en su búsqueda, temiendo que hubiese huido del castillo, lo cual la dificultaría.

Olfateó el lugar y el olor que percibió lo llevó hasta un apartado rincón en sus jardines. Allí se encontró a la morena, sentada y cabizbaja.

Al oírlo, Amane levantó la cabeza en su dirección, pero su mirada no expresaba nada

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Al oírlo, Amane levantó la cabeza en su dirección, pero su mirada no expresaba nada.

Sesshomaru esperó a que la chica hablase, pero esta nunca lo hizo y aquello le sorprendió. Se acercó un poco más y extendió su mano hacia ella.

Shōganai | InuyashaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora