7 - Los sentimientos de un demonio

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— Hace ya varias horas que la señorita Amane se fue.— recalcó el monje

— Me dijo que no tardaría...— habló Kagome

— ¿Creéis que le habrá pasado algo?— preguntó la castaña preocupada

— Esa chica siempre se mete en líos.— protestó el medio demonio

— ¿Puedes detectar su olor, Inuyasha?— le preguntó Shippo

— Saldremos mañana por la mañana en su búsqueda, ahora descansemos.— fue lo único que dijo antes de apoyarse en la pared y cerrar los ojos

(...)

— Deberías dormirte ya, Rin.

— Cuéntame otra vez cómo es que tú y el señor Sesshomaru os conocisteis. Sólo una vez más, por favor.— suplicó

— Está bien.

Amane se acomodó en el futón de la pequeña y comenzó a relatar de nuevo la historia de cómo Sesshomaru y ella se habían conocido, omitiendo ciertos detalles algo violentos, claro.

Después de un rato, Rin por fin se durmió. Amane abandonó el lugar, cerrando la puerta tras de sí, y se dirigió a la habitación en la que se había despertado. Pensó que quizá Sesshomaru no tuviese intenciones de tenerla como inquilina en su castillo, pero él no había dicho nada y ella tampoco sabía cómo salir de allí, así que decidió que se quedaría, al menos por esa noche.

(...)

La puerta del cuarto en donde Amane se encontraba se abrió cuidadosamente. Sesshomaru pudo observar cómo la joven dormía plácidamente. Su rostro expresaba tal paz y belleza que casi se sintió sobrecogido.

Casi.

Había ido allí con un propósito y pensaba cumplirlo, de una vez por todas. Dio un paso adelante y cerró la puerta tras de sí. Desenvainó su espada y apuntó en dirección a la chica. No lo dudó ni un segundo más. En un rápido movimiento de brazo, lanzó su espada contra Amane.

Cuál fue su sorpresa al ver que la espada se había desplazado, evitando darle a la chica y cayendo a unos cuantos metros de ella.

— No puede ser.— susurró

Bakusaiga le había desobedecido, pero ¿acaso era aquello posible?

Decidió no darle más vueltas y partir en busca del único que podía darle respuestas.

(...)

Amane amaneció gracias a los rayos de sol que se colaban por el gran ventanal de la habitación. Había dormido muy bien y se sentía con fuerzas para ir en busca de Sesshomaru y pedirle que le explicase cómo salir de allí.

Salió de la habitación y comenzó a caminar por el largo pasillo en dirección al comedor. Al final de este, le esperaba la pequeña Rin.

— Buenos días, Amane. Te estaba esperando para desayunar.— dijo sonriente

— Buenos días, pequeña.— le devolvió la sonrisa— En ese caso, vayamos.

Se adentraron en el gran comedor y tomaron asiento para desayunar.

— Rin, ¿puedo hacerte una pregunta?— la pequeña asintió— ¿Dónde está Sesshomaru?

— El señor Sesshomaru salió de madrugada, pero no dijo a dónde iba, como de costumbre.— dijo repitiendo las palabras que Jaken le había dicho anteriormente— Supongo que antes de mañana estará aquí. No se fía de dejar a Jaken mucho tiempo solo.

Shōganai | InuyashaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora