Estaba a punto de lanzar la flecha cuando unas fuertes manos sujetaron sus brazos, haciendo que esta cayese al suelo. Su corazón empezó a latir de nuevo al darse cuenta de quién era la persona que se encontraba frente a ella.
Al mismo tiempo que aquello sucedía, Naraku observaba cómo el espejo se iba resquebrajando.
Los ojos de la muchacha volvieron a ser del color azul que los caracterizaba y no fue hasta entonces que Sesshomaru soltó su agarre.
Miles de preguntas vagaban por la mente de Amane mientras seguía observando al demonio ante ella. ¿Por qué había venido? ¿Cómo había conseguido romper el hechizo?
— ¿Por qué lo has hecho?— eligió de entre todas las preguntas que le surgían
Sesshomaru se giró y la miró con indiferencia.
— Yo seré el único que tenga el placer de matar a ese híbrido.
Tras aquellas palabras, Sesshomaru se marchó de aquel lugar.
Inuyasha, que hasta entonces había observado en silencio la escena, se incorporó.
¿Había sido Amane todo este tiempo?
Estaba claro que había sido otra trampa de Naraku para acabar con él y él había vuelto a caer.
(...)
Habían pasado varias horas y ninguno de los dos había articulado palabra.
— ¿Se puede saber qué os pasa? Llevamos más de dos horas caminando sin rumbo y en silencio. ¿Es que acaso no pensáis contarnos qué es lo que ha pasado ahí dentro?— habló Kagome
Ninguno de los dos respondió. Ni siquiera miraron a la chica que se encontraba gritándoles.
— Cálmate, Kagome.— le pidió Sango
— ¿Cómo quieres que me calme? Estábamos muy preocupados por ellos y ahora nos ignoran sin motivo alguno.
Las mentes de Inuyasha y Amane se encontraban muy lejos de los gritos de su enfurecida amiga. Ella se sentía avergonzada por haber sido utilizada para dañar a su amigo. Él se sentía débil al haberse dado cuenta de que no la había superado todavía.
— Señorita Amane, ¿sería tan amable de venir conmigo un momento?— le preguntó Miroku sacándola de sus pensamientos
Amane asintió y siguió al monje a un lugar más alejado del grupo, en donde Kagome se centraba ahora en gritarle a Inuyasha mientras Sango y Shippo pretendían tranquilizarla.
— Siéntese si gusta, señorita.— dijo palpando un sitio a su lado
— Gracias, Miroku, pero no hace falta que me trates de usted. Creo que ya tenemos suficiente confianza como para que me puedas llamar sólo por mi nombre.
— Gracias por la oferta, pero me sale solo ser así de educado con las mujeres.— le sonrió
— Está bien.— respondió devolviéndole la sonrisa— ¿Querías hablarme de algo?
— Así es.— carraspeó— Señorita Amane, no voy a preguntarle sobre lo ocurrido hoy en el templo, puesto que no está obligada a contármelo. Sin embargo, quiero que sepa que dispone de todo mi apoyo, bueno, del de todos, para lo que sea.— dijo brindándole otra sonrisa— No sé si se ha dado cuenta, pero ya la consideramos parte de nuestro pequeño grupo.
Las palabras del monje llegaron a tocar el corazón de Amane. No estaba sola y perdida en aquel mundo, sueño, o lo que fuese.
— Naraku me utilizó.— confesó— Estuve a punto de matar a Inuyasha.
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Shōganai | Inuyasha
Fantasy"Tienes miedo de amar algo que sabes con certeza que un día perderás."