-CAPÍTULO XXXVI-

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Morte sulle rose

Morte sulle rose

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Aryx:

«Minerva Alya.

La sensación del momento.

La mujer que asesinó al tercer padre de la mafia.

¿Qué es lo que está pasando?

Hace una semana, Alejandro Di Francesco le dio a un periodista una lista de nombres, denominados como "traidores del estado", sin obviar que su padre estaba metido en esa lista.

La ciudad de Milán se convirtió en un campo de guerra entre la moralidad de los ciudadanos, que se apegan a las leyes con fuerza, y la desfachatez de los de alto mando, que se saltan las leyes e incitan los negocios fraudulentos.

Días después, la aparición de una mujer, siendo antes la manceba de Aryx Di Francesco, asesinó delante de la cámara a Alcor Francesco.

Los ciudadanos, empiezan a cuestionar la habilidad de la realeza para hacer cumplir la ley. Varias fueron las declaraciones dónde pedían la cabeza de la mujer por tomarse el atrevimiento de asesinar a un hombre, dejando aparte los hechos de que era un terrorista. Luego, estaban los opositores, que apoyaban las acciones de la mujer, algunos eran CEO's militares y adjuntaron que trabajaron juntos meses antes en Xyal Corporation de la mano con Alejandro.

Pero...

¿Quién es Minerva Alya?

¿Y de qué manera afectará a la nación?

No olvidemos que Aryx di Francesco, no negó su relación con los crímenes de su padre, esto le costó su postulación en el Senado, pero parece que los ciudadanos están a su favor por desafiar a la Corona...»

Suspiro con un poco de frustración en la punta de mis dedos y apago la tele.

Ya me esperaba este tipo de noticias, pero siento un bloqueo en mi cabeza y no sé qué tipo de paso dar. Había un plan para esa noche, había reglas que seguir, y no culpo a mis impulsos; siempre he sido un hombre impulsivo, pero siempre calculé las reacciones de la gente que me rodea, siempre pude prever las situaciones que pasarían.

Camino mientras doy vueltas sobre mi propio eje, estoy atrapado entre mis faltas y errores, la realidad de verme completamente solo contra los problemas de mi vida... Me asfixia entre mis propias angustias.

Unos gemidos irritantes comenzaron a hacerse más fuertes.

¡No me dejas pensar! Me giro a ver al tipo y lo golpeo con mi arma. Curiosamente, mi celular comienza a vibrar otra vez ¡Hazel! ¡¿Por qué demonios me está llamando este número?! ¡Lleva toda la mañana haciéndolo!

—Es Emilio Rodríguez —Hazel toma mi celular y rechaza la llamada —, el nuevo parlamentarista del poder judicial de Colombia.

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