-CAPÍTULO XXXIX-

2.2K 252 88
                                    

Desapego

𝐀𝐫𝐲𝐱:

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

𝐀𝐫𝐲𝐱:

Todo mi estómago se revuelve, provocándome un profundo dolor en la boca del estómago y haciéndome vomitar nuevamente. Me agarro con fuerza de la pared, aunque mis manos resbalan poco a poco por culpa del sudor frío que brota de mi cuerpo; por todos los dioses, esto es una mierda.

Termino de dar una última arcada y llevo por inercia mis manos a mi estómago, no puedo evitar que tiemblen sin control, cosa que me hace sentarme en suelo y trato de regular mi respiración.

Todo es culpa de él, incluso de muerto sigue jodiéndome, ¿cómo es posible que me haga esto? 

Yo me sacrifique tanto por esta organización, y ahora existen estas cláusulas en mi contra... Tan solo de recordarlo hace que se me vuelva a revolver el estómago.

—Hazel... —Llamo débilmente, pero parece no escucharme —Maldita sea... ¡Hazel!

El mencionado entra ligeramente molesto, pero al darse cuenta de mi condición se regresa a sacar la medicina.

— ¿En el mismo lugar?

—Olvida las jodidas pastillas, saca la inyección —ordeno, soltando exhalaciones fuertes —. Esto me está matando jodidamente.

Hazel regresa y sin pensarlo, me pincha con la inyección con fuerza sobre el muslo.

Ahora que lo pienso detenidamente, no me sorprende que mi padre me hiciera esto. Sus más grandes virtudes fueron las influencias ligadas al apellido y su cruel temperamento que exigía la obediencia de cualquier ser humano existente.

Querer joderme por no cumplir sus caprichos es algo clásico de él, ¡¿pero entregarle mi organización a Alejandro?! ¡Él no ha hecho nada por esta organización!

—Oye, no te atrevas a desmayarte —se queja Hazel mientras me empuja para despertar —, mides casi 6 pies y no puedo cargarte.

Hago caso omiso, haciendo un ruido evasivo, cerrando los ojos seguidamente y sintiendo una paz extasiante recorrer mi cuerpo, mis manos dejan de temblar poco a poco. Me es tan frustrante lidiar con mis emociones y las de Alya, peor aún, mantenerlas bajo control me exprime demasiado. Pero no puedo simplemente darme por vencido, no voy a resignarme a que me quiten algo por lo que tanto he sacrificado, mucho menos el estúpido de Alejandro.

Si yo pierdo el control también lo pierdo todo. Incluida Alya. Y ella es un lujo que no puedo permitirme perder, no quiero ni imaginar que de verdad tome la decisión de irse con el príncipe en algún momento.

NUESTRA CONDENA © COMPLETA / EN EDICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora