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Aryx:
La odio.
Odio su indómito cuerpo.
Odio como su endulzante voz me somete.
Odio la manera en la que mi cuerpo reacciona a su toque.
Estaba en la ducha, sometiéndome por tercera vez a la helada sensación que me brinda el agua, la maldita erección no bajaba y estaba al borde de la locura.
Joder
Vamos Aryx, piensa en otra cosa.
«Pimpón es un muñeco muy guapo y de cartón, se lava la carita con agua y con jabón...» empecé a cantar en mi mente.
Mierda.
Me tiene así desde que la vi en la ceremonia bañada en sangre.
Lo único que quiero ahora, es enterrarle mi miembro hasta abrir cada rincón de su virginal vagina.
No voy a masturbarme, sería humillante. Rebajarme a tal grado por una mujer que no es más que una manceba.
Era simplemente absurdo la manera en la que ella me provocaba tales emociones, siendo yo quién más control tengo sobre mi cuerpo y mente... Bueno, exceptuando mis peleas en los casinos.
Un frío escalofrío me recorre toda la línea de la espalda, quiero creer que es por la temperatura del agua y no por ella al recordarla contra mi cuerpo, suspirando y estremeciéndose.
Ahhh...
Realmente, fui un imbécil esa noche.
Salí de la ducha y caminé a mi cama buscando alguna manera de distraerme, pero en eso, mi celular vibra por un mensaje.
Cogí el móvil y empecé a leer el mensaje de Auva.
Asunto: Lo siento De: Auva Tròuve Fecha: Sábado, 22 de Agosto (22:50 h) Para: Aryx Di Francesco
Mi amor,
sé que estarás enojado y no te culpo, no sé qué me pasó.
Por favor, Aryx, no me gusta pelear; te conozco mejor que cualquier otra persona.
