-CAPÍTULO XXVI-

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Nella grotta della bestia

Nella grotta della bestia

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𝐀𝐫𝐲𝐱:

««—¿Cómo has estado, pequeño arrogante?

Suspiro medianamente ofendido.

—Acabo de terminar mi maestría; así que, difiero en la parte de "pequeño" —contradigo mientras me cruzo de brazos.

Anton sonríe divertido, lo que no hace más que ofenderme más.

—Sigues siendo un pequeño niño arrogante para mí —suelto un bufido sin gracia. Normalmente el grupo se reúne para vernos cada cierto tiempo, en este caso, no había pasado tanto cómo solíamos reunirnos —. Pero, ¿a qué debo el enorme placer de encontrarme con el científico del momento?

No puedo evitar inflar mi pecho con orgullo al escuchar lo último.

Exacto, ese soy yo.

—He escuchado que están reclutando gente en el senado —asiente con seriedad.

—¿Quieres que te recomiende? —Él empieza a sacar algunos papeles —Podemos empezar con el director Phyllis, estoy seguro que apoyará tus investigaciones, también puede ser Valentino, él recibe practicantes en su laboratorio...

Levanto mi mano, deteniendo su emoción.

—Quiero conocer a Belial Jashep —parece que cualquier emoción que tuvo, se evaporó en un instante —, ¿algún problema?

—Sí, ¿acaso te has drogado? —Está vez, si sonrío divertido —No estoy jugando, ¿sabes lo que me estás pidiendo?, Belial detesta a los padres de la mafia... Y a ti te tiene en la mira desde tus dieciséis.

Me levanto emocionado. —Así que, ¿sabe de mí? —Seguidamente, disimulo con un poco de tos, avergonzado por parecer un niño —, bueno, es obvio. Soy impresionante.

—¿Por qué te emociona ese sujeto? —Me mira indignado —Debería emocionarte tenerme cómo amigo, seré un futuro diputado.

—Pero si él sale de las cuevas de Mexico, será el nuevo presidente de la D.O.T, eso es más importante —respondo con simpleza.

Él se lleva una mano al pecho dramáticamente.

—Eres un pequeño insolente —una ligera sonrisa combate contra mis instintos para asomarse por mis labios. Hacía tiempo que no veía a Anton —, dejas de ser mi hermano preferido.

—Necesito conocerlo —el me mira expectante, esperando más información que la que acabo de dar —, quiero adentrarme en la política.

—¿Vas a abandonar la mafia? ¿Tu padre te ha dejado? Si necesitas ayuda...

—Anton —le llamo con dureza —, déjame terminar. Yo no voy a dejar la mafia, padre no me permitirá eso nunca, primero me mataría. Me ha preparado todos estos años para ser el nuevo Boss, lo sé, pero no voy a aceptar —un atisbo de emoción y preocupación pasan por su mirada —. Su única opción ante eso, es asesinarme, pero no lo hará si le digo que tengo un plan... Convertirme en espía dentro de la D.O.T.

NUESTRA CONDENA © COMPLETA / EN EDICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora