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El resto de la tarde la pasamos recorriendo el museo los tres juntos.

A Jimin le atraen las antigüedades tanto como a mí y es increíble poder compartir esto con alguien y que no me mire con cara de confusión.

La pequeña Jihyo reniega de nuestro entusiasmo a cada rato, según ella todo lo que nos rodea es aburrido, inutil, antihigienico y peligroso.

La parte audiovisual de la muestra es alucinante. Algunas fotografías tienen más de doscientos años, se puede ver cómo en aquel entonces la gente se reunía en cantidades impensables para la actualidad.

Conciertos, parques de diversiones, festivales e incluso los cines juntaban a cientos de personas de todas las edades.

Algo imposible de imaginar para nosotros. Después de varias pandemias que atacaron al mundo de manera terrible, llegamos a la conclusión de que las masas eran el problema y la mayor fuente de propagación de enfermedades.

Así que en la actualidad para evitar nuevos brotes ya casi no quedan lugares que junten multitudes. Todo se realiza de manera organizada y en las cantidades de personas permitidas por la organización mundial de la salud. Nos dividimos por edades, evitando así contagiar de cualquier cosa a los mayores o niños.

Todos los lugares tienen límite de ingreso y estadía.

—¿Quien podría pagar para estar pegado a cientos de personas sudadas exhalando virus y bacterias por doquier?— cuestiona la pequeña mientras observamos fotos de lo que en aquel entonces se llamaba discoteca.

— yo amo bailar y puedo verme ahí entre ellos moviendo las caderas al ritmo— responde Jimin mientras balancea su cuerpo hacia los lados.

— no me sorprende, si sos un loco— dice ella.

Luego de un par de horas de compartir con ellos pude darme cuenta que es su manera de relacionarse. Discuten y se bromean constantemente. Son un par muy cómico.

Me río y los dos clavan sus miradas en mi esperando que dé mi opinión para desempatar.

—supongo que tendría su magia, si tanta gente iba ¿No?— digo y Jihyo me asesina con su mirada.

(...)

Más tarde decidimos comer algo porque nuestras barrigas comenzaron a hablar más fuerte que nosotros mismos.

Nos dirigimos al primer local de comida rápida qué encontramos por el GPS.

Tomamos asiento y rápidamente la pequeña tecleo sobre la pantalla de la mesa lo que quería ordenar, también ordenó para su papá y luego me miró esperando que yo diga mi pedido.

—¿Sabías que antes en los lugares como este atendían personas?— comenta Jimin.

Jihyo niega con su cabecita.

—Si, había gente para atender las mesas, tomar el pedido manualmente y también había alguien para cobrar— agrego.

Jimin me mira asombrado.

—ahora que está todo mecanizado ya no es necesario. Solo hay un par de encargados supervisando que las maquinarias funcionen y nada mas— concluye el rubio.

La pequeña nos escucha pero claramente no está interesada en la charla. En cambio nosotros podríamos hablar durante horas y eso es notorio.

— papi ya podés retirar la comida— dice ella entusiasmada. De verdad teníamos mucho hambre.

Jimin se levanta y rápidamente busca en los cubículos de cristal nuestro número de pedido, pasa su tarjeta y el compartimiento se abre dejandolo tomar las bandejas.

Todo se ve delicioso y no dudamos en comenzar a comer.

Quisiera que la tarde no terminara jamás pero lamentablemente si lo hace.

— Tengo que llevar a Jiji con su mamá antes de que entre en pánico y piense que la perdí por el camino— dice Jimin entre risas.

—para tu información eso pasó una vez— agrega la niña mirándome.

—solo fueron unos minutos Jiji, y te encontré rapidito ¿a qué si?—

Ella bufa y se agarra la frente mientras niega con la cabeza.

—Me encantó conocerlos y pasar la tarde con ustedes— digo con sinceridad.

Jimin sonríe tan fuerte que sus ojos se vuelven líneas. Es adorable.

—Gracias por rescatarme de la resbaladilla del infierno— responde.

La pequeña Jihyo me saluda con una reverencia manteniendo las distancias como la niña educada y precavida que es.

—Espero tu mensaje Jungkook, podríamos ir juntos a pegarnos gérmenes del siglo pasado de nuevo otro dia— dice Jimin mientras observa la cara de indignación de la pequeña.

—Me encantaría— respondo y les hago una reverencia de despedida.

Se alejan de mi y los veo subirse a un taxi. Otra vez es Jihyo quien teclea sobre la pantalla la dirección para que el auto los lleve. Claramente Jimin no es muy fan de la tecnología y eso hace que mis ganas de conocerlo más a fondo se multipliquen por mil.

No puedo esperar mucho para enviarle un mensaje y pedirle que me agende.

Jimin me comenta que hay un lugar que quiere conocer desde hace un tiempo pero que nadie nunca quiso acompañarlo y que espera que yo si lo haga.

Sin dudar un segundo le digo que si, iría a cualquier lugar junto a él.

No sé porque pero desde que nuestras miradas se cruzaron por primera vez siento una conexión especial con él.

Como si lo conociera de antes, como si algo dentro mío empezara a calmarse.

Por la noche cuando me siento a mirar Titanic por vigésimo novena vez, no puedo evitar pensar en él.

¿Le gustaran las películas románticas?

¿Querrá acompañarme alguna vez al cine antiguo del otro lado de la cuidad?

Aunque está abandonado y ya obviamente no se pueden ver películas en la gran pantalla, a veces voy y me siento en las butacas viejas con mi proyector portátil y simulo estar en otra época.

Debería preguntarle, quizás el también sienta nostalgia por una era de la cual no fuimos participes.

O quizás sí y no lo recordamos...

Timeless Love *Kookmin* COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora