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-Pov narrador-








Haeundae se encontraba completamente tranquila, hacía muchos años ya que la gente no se acumulaba allí a pasar el día, ni siquiera en uno tan soleado como el actual.

Jimin siempre había amado las playas, desde muy pequeño, eran el paisaje más hermoso del mundo para él, uno de los pocos que había podido conocer en persona.

Se había ganado unos cuantos regaños de niño por correr desesperado a bañarse en esas tentadoras aguas.

Su familia a pesar de no comprender muchas de las necesidades del rubio, habían sabido satisfacer este deseo en específico, llevándolo cuántas veces podían para dejarlo liberar toda esa energía que parecía tener dentro suyo.

Habían aguantado miradas juzgadoras de otras personas que paseaban por allí, por dejarlo correr descalzo y mojar sus pequeños piecitos en el borde.

Jimin intentó con todas sus fuerzas pasar su amor por la playa y el mar a Jihyo pero no había tenido éxito. La idea de que arena mojada se metiera entre sus dedos le parecía asquerosa, o pensar en estar en contacto con agua en dónde cientos de personas se habían bañado antes le horrorizaba.

Jimin todavía no entendía por qué Mina había elegido este lugar para compartir los tres juntos pero a él le encantaba así que no se quejaría en lo absoluto.

Luego de un largo rato caminando y charlando de todo un poco se sentaron a comer, tendieron una gran manta sobre la arena y comenzaron a sacar los bocadillos.

Ya habían pasado más de diez minutos y la pequeña no había probado ni un solo bocado de nada.

—Jiji no estás comiendo— dijo Jimin llamandole la atención.

— Gracias pero prefiero no ingerir alimentos con arena— contesto con seguridad la niña.

— Sabes perfectamente que todo estaba herméticamente guardado, lo hicimos juntas así que deja de poner excusas y come— la regañó Mina.

Jihyo rodó sus ojitos con exasperación y con algo de asco tomó un pequeño sandwich del recipiente.

— ¿Y si el viento sopló fuerte y la arena se metió?— dijo antes de dar el primer mordisco.

Jimin y Mina se miraron automáticamente como preguntándose mentalmente cuál de los dos respondería.

— yo comí en la playa muchas veces cuando tenía tu edad y mirá que bien salí— bromeó Jimin para relajar la situación.

La niña lo miró con ojitos asesinos... Tan asesinos como pudiera una hermosa pequeña de seis años con unos grandes y expresivos ojos marrones.

Jimin la amaba tanto que no era capaz siquiera de enojarse con ella. Por eso siempre la tarea de poner límites estuvo a cargo de Mina, el rubio se encargaba del sector besos y cariños.

— Park Jihyo— dijo Mina con voz sería.

Solo bastó eso para que la pequeña comenzara a comer su sandwich y no se volviera a quejar.

(...)

Jimin había terminado de comer hacía ya un largo rato, y sentía unas ganas incontenibles de correr a mojarse los pies. Así que bajo la atenta mirada de sus acompañantes comenzó a quitarse el calzado.

—no estarás pensando hacer lo que imagino— exclamó Jihyo mientras observaba a su papá posar sus pies descalzos sobre la arena.

El rubio asintió sonriendo mientras comenzaba a alejarse rumbo al agua.

Timeless Love *Kookmin* COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora