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Despertar con Jimin enroscado en mi cuerpo fue increíblemente hermoso. Nunca antes había compartido mi cama con otra persona.

Estuve por lo menos una hora simplemente observandolo dormir mientras pensaba y trataba de procesar todo lo que habíamos hecho durante la noche.

Cómo la persona curiosa y aventurera que soy, el sexo siempre había llamado mi atención. Desde que tuve la edad suficiente para conocer sobre el tema, sentí la necesidad de experimentarlo en carne propia a pesar de crecer en una sociedad que recomienda y promueve el sexo virtual por sobre el real.

Las enfermedades de transmisión sexual fueron un problema enorme a fines del siglo pasado (además de las pandemias) y fue entonces cuando se optó por dejar de lado todas o casi todas las prácticas sexuales con el objetivo de bajar la taza de enfermos y muertes.

Con el pasar de los años la gente empezó a a acostumbrarse a la nueva usanza y cada vez menos parejas decidían probar el método antiguo de reproducción por miedo a desatar una nueva ola de infecciones.

Con la posibilidad de la fertilización in vitro y todas las demás opciones seguras para concebir hijos ya nadie quiso arriesgarse a engendrar un bebé de la manera más natural. Y así poco a poco el sexo se fue dejando atrás.

Claro que como yo, también hubo y hay más personas que tienen curiosidad o interés por probar.

Yo lo experimenté en un viaje que pude hacer a Latinoamérica. En un pequeño pueblo donde se mantenían la mayoría de las costumbres antiguas, entre ellas el sexo.

Durante mi estadía conocí a muchas personas y una noche mientras conversaba del tema con algunos pueblerinos una pareja me propuso hacerlo conmigo.

Fue una experiencia increíble y días después de haber tenido sexo por primera vez con ella, volvieron a proponerme una noche más, pero esta vez con él. Ellos tenían una fantasía por cumplir y al parecer yo era la persona perfecta para llevarla a cabo. Así que mi segunda vez fue con el chico mientras ella nos observaba.

Me guiaron y enseñaron pacientemente y nunca olvidaré aquellas sensaciones.

A pesar de haber disfrutado muchísimo la experiencia nunca más volví a hacerlo... Hasta Jimin.

No puedo explicar el por qué, oportunidades de repetir tuve en otras ocasiones, pero no sentía necesidad de hacerlo.

Supongo que aquella experiencia que tuve a mis 25 años fue la práctica justa para poder hacerlo con Jimin después.

Lo que hicimos juntos no tiene punto de comparación con lo que yo había vivido antes.

Todo lo que sentí con él, como mi cuerpo vibró y tembló a la par del suyo mientras nos fundíamos en toques y besos, todo aquello fue único y especial.

La manera en que mi corazón se agitó al límite de sentir que podía morir en ese instante e irme completamente felíz, esa sensación solo me la dió Jimin.

(...)

Lo desperté con besos y caricias por toda su piel, adorando cada parte de su cuerpo como él se lo merece.

Desayunamos juntos y fue difícil dejarlo ir, pero tenía sus planes de domingo con Jihyo así que después del mediodía pidió un auto y se marchó.

A mitad de la tarde me envió un mensaje diciéndome que si quería podía ir a buscarlo a eso de las siete y media para cenar juntos.

Respondí que si al instante así que ahora estoy camino a la casa de Mina.

Fueron tan solo unas horas pero ya lo extraño.

Timeless Love *Kookmin* COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora