Capítulo 32

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No había visto todo el poder de los Demons MC en un largo, largo tiempo.

Teníamos alrededor de la mitad de nuestros miembros, todos en equipo de batalla, alineados en filas. Jung y el consejo completo estaban allí, además de cada refuerzo que teníamos. Los únicos hombres que quedaron atrás fueron los prospectos, los que estaban fuera de la ciudad, y un pequeño grupo para proteger la casa club y nuestras otras posesiones importantes.

El desierto se extendía a nuestro alrededor. Pensé brevemente en Baekhyun, aunque sabía que estaba a salvo. Lo había dejado en la casa club, y los hombres allí tenían órdenes estrictas de mantener el lugar seguro, no importa qué. No estábamos descartando algún tipo de truco o emboscada.

A través del valle, los Snakes cayeron sobre nosotros.

Tenían aproximadamente el mismo número que nosotros, aunque su equipo no era tan bueno. Probablemente no dejaron tantos hombres atrás, tampoco, ya que sabía que nuestras filas eran más abundantes que las suyas.

Pero aun así, si llegábamos a una pelea, iba a ser un baño de sangre. No había mucho que cubrir en el desierto, solo el ocasional matorral y cactus para romper el monótono tramo de roca y tierra seca.

Los Snakes se detuvieron a cien metros y se bajaron de sus motocicletas. Un pequeño grupo continuó avanzando, y Jung miró a su alrededor.

— Chanyeol —gritó.

Me adelanté.

—Sí, presi.

—Conmigo.

Hubo algunos murmullos en la multitud. Normalmente, en una reunión como esta solo hablaban los líderes. Tuve que admitir que me
sorprendió.

—Esta fue su pelea —gritó Jung— Chanyeol se lo ganó. Vámonos.

Me encontré con él y otros dos miembros del consejo, Kyuhyun y Kibum. Jung sostuvo el maletín; todos los demás tenían rifles automáticos de alta potencia.

Caminamos hacia el grupo de Snakes que venía hacia nosotros. Pronto, estábamos cara a cara con el enemigo.

Yo no sabía mucho sobre el líder de los Snakes. El nombre era Trenton, y él era un bastardo gordo. Tenía una barba espesa y unos penetrantes ojos azules. Los otros hombres eran más jóvenes y más musculosos, pero Trenton era de lejos el más grande del grupo.

—Jung —dijo Trenton—. Ha pasado un buen tiempo.

—Trenton. Perdiste peso.

Trenton se rio.

—Toda la maldita razón. Mi mujer me puso una dieta.

Jung sonrió con su sonrisa espeluznante.

—Es bueno escucharlo.

—Entonces —comentó Trenton—. ¿Esos son nuestros productos?

—Lo son.

—Arrójalos y terminemos con esto.

—No tan rápido —dijo Jung.

Trenton entrecerró los ojos.

Mi corazón palpitaba en mi pecho. Sabía lo que se suponía que era el trato y sin embargo seguía nervioso. Era difícil no estarlo cuando la única cosa entre tú y un puñado de hijos de puta violentos con armas era el aire limpio.

—Pensé que ibas a devolver mis mercancías —señaló Trenton.

—Tenemos condiciones.

Él rio largo y fuerte y luego me miró.

Novio Motorista [ChanBaek]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora