Capítulo 6

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Me desperté temprano, un dolor de cabeza de resaca hormigueando en mi cráneo por la luz del sol de la mañana entrando por la ventana de mi salón.

¿Qué carajos hice anoche? Me dije mientras me sentaba.Y entonces todo volvió apresuradamente: Baekhyun apareciendo, su historia, la mirada en su rostro, la forma en que mi cuerpo reaccionó al verlo de nuevo. 

La manera en que lo reclamé delante de todo el maldito club. 

Ese maldito chico era un problema. Me senté, gruñendo, y caminé dentro de la cocina. Preparé un poco de café y me incliné contra el mostrador. 

Toda la cosa era jodida. No me importaban mucho los tipos que lo perseguían. Me había ocupado de un montón de jodidos motoristas idiotas en mi época, dejé más que algunas manchas de sangre y manché la carretera bajo mis ruedas. Podría protegerlo sin ningún problema, y en realidad tenía ganas de hacerlo. 

Quería otra puta guerra. Quería una pelea, un poco de emoción para romper el aburrido negocio del jodido club. No fui hecho para la paz, nunca lo fui.

Tenía una reputación en el club, y por buenas razones. A nadie le gustaba pelear y joder tanto como a mí. 

No, el auténtico maldito problema era el reclamo. No lo había pensado en ese momento, y ahora en la sobria luz de la mañana, la verdad completa me estaba golpeando finalmente. 

No había tenido otra opción. Tuve que reclamar al chico o de lo contrario existía el riesgo de dejar que Jackson y Siwon tiraran su culofuera. No podía dejar que eso sucediera, no cuando lo conocía, no cuando todavía recordaba al chico que solía ser. 

―Buenos días.

Giré la cabeza y lo vi apoyado en la puerta del dormitorio, con los brazos cruzados, vistiendo una de mis sudaderas. 

―Buenos días ―gruñí―. ¿Quién dijo que podías usar eso? 

El se encogió de hombros. 

―No parecía importante. 

―El café está listo. ¿Tú cocinas? 

―Puedo cocinar, sí. 

―Entonces haznos algo de desayuno. 

Me serví una taza y me senté en la mesa, observándolo. Me miró un segundo antes de entrar en la cocina, abrir la nevera y ponerse a trabajar. 

Pronto la pequeña casa estaba llena del olor a tocino y huevos. Lo observé trabajar, curioso por saber cómo carajo había caído con un idiota motociclista como su amigo muerto. Por lo que recordaba, Baekhyun era un buen chico, un chico universitario. Había salido de la ciudad, muy lejos de su estúpido padre borracho. El lo había conseguido. 

Y, sin embargo, de alguna forma todavía se juntaba con las personas equivocadas. Ahora estaba en mi cocina, preparándome el desayuno, pero probablemente no tenía ni idea del problema en el que estaba. 

Yo era ese problema. Vi cómo su cuerpo se movía y volví a sentir una agitación, mi polla se endurecía. Quería doblarlo sobre la maldita mesa, joderlo rudo y profundamente, hacer que ruegue que no me detenga, que lo haga correrse. Tal vez me debía eso, de alguna manera. Pero yo no era el tipo de hombre que toma a un chico de esa forma, no como algunos jodidos cabrones enfermos que conocía.

No, yo quería que el viniera a mí. Quería que rogara por ello antes de que finalmente lo tomara. Y parecía que tendría mucho tiempo para hacer que eso sucediera ahora que lo había reclamado.

Finalmente puso dos platos de tocino y huevos, y se sentó frente a mí.

 ―Gracias ―dijo el

Novio Motorista [ChanBaek]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora