El chico de ojos grises caminaba de un lado al otro del pasillo, ¿qué le había sucedido a Lily? Estaba claro que lo que le dijo le afectó sobremanera pero, ¿era suficiente para causarle un desmayo? No, imposible.
En medio de esos pensamientos se encontraba cuando el doctor que atendió a la chica cuando él llegó al hospital, salió de la habitación donde la muchacha estaba recluida.
—¿Familiares de la paciente Allen? —preguntó el galeno.
—Yo —dijo el chico mientras corría apresuradamente con dirección al doctor—. Soy su —se quedó callado unos instantes, tratando de encontrar la definición de su relación con Lily— soy su amigo, ¿le pasa algo a Gabby?
—Sígame —dijo el doctor indicándole que lo siguiera a su consultorio.
Caminaron a través del pasillo hasta que llegaron a una puerta blanca para ingresar al consultorio del doctor compuesta por una habitación de color azul pastel con cortinas verdes, azulejos blancos y un escritorio de madera cargado con las placas y reconocimientos que no cabían en las paredes.
—Dígame, doctor Oswald, ¿le sucede algo a Gabby? —preguntó el joven policía con voz alterada.
—Primero que nada, le pido que se calme. La situación de la chica es delicada —hizo una pausa, mirando al muchacho de forma inquisitiva—. Se lo preguntaré de manera directa, ¿sabía que su amiga ha estado consumiendo antidepresivos?
La mandíbula del muchacho cayó al piso, ¿Lily, su Lily, consumiendo pastillas? No, eso era imposible.
—No lo sabía doctor, ¿ese fue lo que le originó el desmayo?
—Sí, eso combinado con un fuerte estado de deshidratación, por lo poco que me dijo la paciente, lleva varios días alimentándose mal, y eso, aunado al abuso de pastillas, fue lo que le causó el colapso de hoy.
Brandon colocó su cabeza entre sus manos, no podía creer lo que estaba escuchando, sobre todo porque se sentía responsable de lo que estaba ocurriendo.
—La señorita Allen me ha dicho que ha estado viviendo sola —prosiguió el doctor—. Yo le sugerí que tratara de buscar compañía, por lo que indagué en su historial médico, la chica ha pasado por etapas depresivas y no es conveniente que se le deje sola en la situación en la que se encuentra…
—Entiendo —dijo Brandon mirando al médico con semblante serio—, no se preocupe por ello, ella se vendrá a vivir conmigo.
—De acuerdo —dijo el doctor— la chica me pidió que le dijera a la persona que la trajo aquí que se marchará, ¿es usted?
—Si —contestó Brandon— ¿puedo pasar a verla?
—Sí, está en la habitación 304.
—Gracias —dijo Brandon dándole la mano al doctor a manera de despedida.
El joven policía salió del consultorio y caminó con suprema lentitud rumbo a la habitación donde Lily se encontraba, sabía que ella debía estar furiosa, y que se pondría peor cuando de hecho le dijera que se la iba a llevar de vuelta a su departamento.
—Si vienes para pedirme perdón, puedes irte por donde viniste, no te puedo perdonar —La chica estaba mirando la ciudad a través de los ventanales de su habitación y pudo observar el instante en el que Brandon ingresó a la habitación.
—Gabby, por favor…
—¿Por favor, que? —preguntó la chica, enfrentando sus ojos miel con los ojos grises de Brandon— ¿me vas a pedir que te perdone? Si es así, pierdes tu tiempo, ya te lo dije.
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Te encontraré (Vida en Línea #2)
General FictionLily Albright había decidido cambiar su vida para proteger la de Peter Wallace... y vaya que había cambiado; de ser la chica solitaria de Omaha paso a ser una ciudadana mas de Nueva York, trabaja en una editorial y esta a tan solo un paso de cumplir...