Capítulo LXVI

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ATENCIÓN: LEAN LA NOTA AL FINAL.


—Y bien, ¿dónde está Lily?

Peter había llegado al departamento de Hillary y, tal como lo había pensado durante todo el trayecto al lugar, no permanecería allí más que el tiempo justo y necesario, tenia cosas más importantes que hacer antes que permanecer escuchando por horas las tonterías que la rubia quisiera reclamarle.

—Hola, Peter, yo también estoy bien, gracias —arguyó la mujer con la molestia causada por la actitud con la que el joven había llegado a su departamento a flor de piel.

—No tengo tiempo para sandeces y gestos de falsa cordialidad hacia ti, Hillary, así que dime donde esta Lily para que podamos acabar con esto.

La muchacha abrió la puerta del departamento por completo y con un gesto de la mano lo invito a tomar asiento.

—Creo que malinterpretaste mi mensaje —alego la joven mientras se sentaba en el sofá que enfrentaba a Peter—, no te dije que sabia donde estaba, te conté que tengo indicios sobre su paradero.

—¿Y qué tiene eso de diferente? —inquirió el muchacho, tomándose el puente de la nariz en un intento por tratar de calmarse.

—Que no tengo conocimiento de donde esta sino de con quien esta —contesto la rubia, haciendo especial énfasis en las palabras donde y con quien.

—Ah ver, entonces, ¿con quién está Lily?

La chica se quedo en completo silencio por unos segundos que se antojaban eternos.

—Estoy esperando tu respuesta, Hillary.

—Esta con Brandon, Peter.

Al escuchar esas palabras, una nube de celos inundó el cerebro del joven, en un rincón recóndito de su mente se quedaron las palabras acerca de la verdadera identidad del policía que le había revelado su hermana apenas horas antes.

—No te creo —dijo el muchacho mientras negaba frenéticamente con la cabeza, con la contrariedad invadiendo sus emociones.

—Yo tampoco le creí a Brandon cuando me llamó para contarme, pero terminó de convencerme cuando me envió un par de fotos que me dejaron sin palabras —dijo para luego entregarle al joven su teléfono.

Peter tomó el aparato con desconfianza, siendo conocedor como era del hábito que tenia la rubia de mentir y jugar con la mente de cualquiera, sabía que no podía creer todo lo que ella alegara.

Pero era más fuerte su curiosidad que su falta de confianza.

Y, sobre todo, eran más fuertes los celos que sentía contra el policía que su sentido común.

En cuanto desbloqueó la pantalla, el chico sintió que su corazón se salto dos latidos: la primera imagen era la de una desnuda Lily dormida y la segunda —y mucho más comprometedora— mostraba a la escritora también dormida pero esta vez sobre el pecho del policía mientras este sujetaba el trasero de la chica de forma posesiva.

—¿Te das cuenta, Peter? —comenzó Hillary, sintiendo una alegría malsana invadiendo su espíritu—. Tu lloraste, me reclamaste, ¡hasta por poco me golpeaste! después de lo ocurrido entre tú y yo ese día y ahora resulta que ella te pago de la misma manera, y quien sabe desde cuando ella te engañaba con Brandon.

—Es que no tiene entiendo, Hillary —Peter tenia la mirada perdida; solo había escuchado la mitad de las sentencias que Hillary emitió recién— ¿Por qué Brandon te envió esas fotos? Hasta donde sé, tu apenas lo conoces.

Te encontraré (Vida en Línea #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora