Cuando terminé de empacar las cosas que tenía sobre mi escritorio, después de haber solicitado que me dieran de baja de la fuerza policial con la excusa de que tenía que volver con urgencia a Londres por temor a que Gillian abriera la boca y viniera a denunciarme, comencé a reflexionar sobre las cosas que me han hecho llegar a este momento crucial de mi existencia.
Recuerdo cuando era niño que no me gustaba estar en casa, odiaba a mi padre por ser un borracho y drogadicto, odiaba a mi madre por haberse casado con otro hombre aún peor que mi padre una vez se divorció de ese inepto y, por sobre todo, odiaba a mi hermano gemelo por ser el hijo que toda persona quiere tener mientras que yo era un caso perdido.
Brandon era el típico niño que no podía ver a un animal lastimado y dejarlo tirado, no, el tenía que recogerlo, llevarlo a casa, sanarlo y luego liberarlo. Ni siquiera se quejaba cuando tenía mucho dolor o se sentía demasiado enfermo por la insuficiencia cardíaca que padecía... odiaba que fuera tan compasivo, ¿por qué ser tan buena persona cuando la vida te llenaba de mierda?
Fue así como decidí aislarme, dejar de relacionarme e incluso dejar de hablar a menos que fuera estrictamente necesario. Estaba tan lleno de odio que no podía evitar desear dañar a cualquier ser vivo, incluso llegué a torturar a unas cuantas aves de las que mi gemelo rescataba, contando con que él nunca se daría cuenta y, si lo hacía, jamás se atrevería a acusarme con mamá.
Permanecí en esa especie de aislamiento hasta que Brandon decidió, a los dieciocho años, que quería abandonar Inglaterra para venir a Nueva York a estudiar para ser policía. Mi madre, quien atesoraba la vida de mi hermano más que la vida de cualquier otro ser viviente, me obligó a viajar con él para hacerle compañía y cuidarle. Odiaba la idea de tener que desempeñar el papel de niñero con mi gemelo pero cuando me dijo que ella me enviaría dinero suficiente para que no tuviera que preocuparme por trabajar, acepté sin rechistar porque, demonios, ¿a quién no le gusta el dinero fácil?
Todo el tiempo que Brandon permaneció en la academia de policía, yo me fui especializando en el mundo de la informática. Al principio aprendía las cosas de manera autodidacta pero al cabo de unos meses me inscribí en una escuela técnica para hacerme un experto en la materia. Fue así como comenzó mi interés por todo lo relacionado con la Deep Web y el mundo de los hackers.
Durante mi época de estudiante, me costaba demasiado hacer amigos o conectar con la gente. Si bien hubieron chicas que se interesaban en mi, una vez que me acostaba con ellas no dudaba ni un segundo en abandonarlas; no quería compromisos de ningún tipo y, por sobre todo, no quería tener la mínima oportunidad para lastimarlas.
Brandon, en cambio, era harina de otro costal. Era tan popular y apreciado por sus compañeros que no podía evitar sentirme celoso, ¿por qué yo no tenía nada de eso?, ¿por qué estaba tan lleno de odio? No lo sabía y no me interesaba saberlo.
Había un compañero de mi hermano que odiaba en particular, se llamaba Tanner. El tipo era peor que un grano en el culo. Todo el tiempo se me quedaba mirando, evaluándome, juzgándome. Juro que quise aprender a vivir con ello pero, cuando lo escuché una noche decirle a mi hermano que debería echarme del departamento pues en su opinión yo no era más que un vividor que me estaba aprovechando de la preocupación de mi madre hacia su persona y, lo que fue aún peor, después de que mi hermano le respondiese a ese sujeto que ya estaba haciendo todos los trámites para enviarme de vuelta a Londres, supe que debía acabar con la vida de ese tipejo.
Todo resultaría tan fácil. Bastaba con que le cortara los frenos a la camioneta que el chico manejaba cuando estaba realizando un taller de especialización en Texas y voilá, el miserable sujeto dejaría de existir. Lo que nunca nadie sospecharía es que mi hermano iría montado de copiloto en ese automóvil y que el tal Tanner se antojaría de chocar contra una gandola cargada de combustibles, haciendo que tanto el cadáver de mi hermano como el de su amigo quedaran completamente calcinados.
Todavía recuerdo cuando recibí la llamada mediante la cual me contaron la noticia. Cuando vi en mi identificador de llamadas un número de teléfono con el código de área de Austin, de inmediato una sonrisa se dibujó en mi rostro: había logrado deshacerme del idiota pelirrojo y por fin volverían las cosas a la normalidad pero, cuando me llamaron por el nombre de mi hermano y me notificaron que Darren Collins había sufrido un accidente grave y que había fallecido sentí un golpe en la boca de mi estómago. Al parecer mi hermano había tomado por error mi billetera y, por esa razón se produjo la confusión de identidades.
Unas horas después mi madre aterrizó en el aeropuerto de Nueva York y, al ver como sufría por mi supuesta muerte, como miraba a Brandon —a mí— con desdén por haber dejado que «su pequeño Darren» viajara solo a Texas con Tanner... al ver como por vez primera ella se mostraba preocupada por mí fue que lo supe: ni ella ni nadie se podían dar cuenta que quien había fallecido era el verdadero Brandon.
Luego de que todos los actos funerarios finalizaran y de que mi madre se fuera, me la pasé en la soledad de mi habitación —la de mi hermano muerto— esculcando cada detalle de su vida, revisando desde los bolsillos de sus pantalones hasta el último rincón de su armario, indagando, buscando.... ¿buscando qué? Buscando la forma de adueñarme de su vida. Me puse frente a su espejo, me probé toda su ropa, leí todos sus apuntes, imité todos sus gestos, poses y su manera de hablar... para el inicio de la siguiente semana, me había convertido en una versión de mi hermano, una versión más oscura pero que era completamente consonante con la tragedia que había tenido que vivir.
Hacerme pasar por mi hermano en la academia de policías no fue cosa fácil. Brandon era el mejor de la clase y, por más trágico que pudiera parecer la muerte de su hermano gemelo, no era justificación suficiente para haber fracasado en los primeros dos exámenes que tuve que rendir, fue en ese momento en que comencé a aplicar las teorías que conocía como hacker para poder acceder al sistema de evaluación de los profesores y obtener las respuestas de los exámenes.
Luego de graduarme, ingresé directamente a una de las divisiones más importantes del mundo policíaco. Me parecía irónico como habían resultado las cosas, de ser lo más cercano a un antisocial, pasé a ocupar el lugar de una persona que tenía que velar por la seguridad de otras personas.
Quería hacer lo correcto.
Quería actuar como lo haría el verdadero Brandon.
Pero conocí a Lily.
Cuando vi su fotografía por primera vez, quería salvarla de su padrastro, de verdad quería hacerlo, pero comencé a utilizar la cuenta falsa de Facebook que había creado para poder colaborar con la misión de atrapar a Joshua y comencé a obsesionarme con ella.
Fue así como terminé trabajando en contra de la misión y a favor del hombre que le destruyó la vida. Fue así como yo también comencé a destruir su existencia.
Nuevo capítulo publicado
Hola readers, les pido disculpas por la demora pero como saben estos meses son los peores para la carga de trabajo que tengo como Contadora de dos empresas.
Sé que el capítulo no resulta ser de lo mejor que he escrito pero bueno, esto es lo que hay ;( Lo bueno es que la historia está en edición así que seguro podré hacer varios cambios antes de mostrar una versión final.
Bueno, eso es todo por mi parte, nos leemos pronto.
Saludos y besos,
Jessica.
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Te encontraré (Vida en Línea #2)
General FictionLily Albright había decidido cambiar su vida para proteger la de Peter Wallace... y vaya que había cambiado; de ser la chica solitaria de Omaha paso a ser una ciudadana mas de Nueva York, trabaja en una editorial y esta a tan solo un paso de cumplir...