Luego de que su amiga se fue, Lily llamó a Brandon para saber a qué hora llegaría el muchacho a casa.
—Hola, Brandon.
—Hey —respondió el castaño, sorprendido y un poco confundido por la llamada.
—Uhm... Pues —Lily comenzó a dudar, y no era para menos. Desde la discusión, sus pláticas solo se limitaban a lo meramente esencial—. Uhm... Jill salió de viaje y pues... quería saber si ibas a llegar temprano a casa para... no sé... cenar algo o lo que sea.
La proposición de Lily le cayó al muchacho de ojos grises como un tobo de agua fría, una parte le decía que saliera corriendo a casa, que abrazará a la chica y que le perdonase por haberse confundido sobre sus sentimientos hacia él y hacia Peter, y la otra le decía que no, que le dijera que estaba trabajando en un caso y no llegaría temprano a casa, a pesar de que en realidad solo jugaba Candy Crush y Farmville en su Facebook.
—Gabby, lo siento pero no puedo -comenzó él, haciéndole caso a la parte enojada y llena de celos de su corazón—. Estoy trabajando en un caso muy importante y no puedo irme ahora, llegaré a casa pasada la medianoche, de hecho.
—Oh, ya veo —gimió la muchacha en respuesta, sintiendo un gran nudo en su garganta—. Supongo entonces que te veo mañana —suspiró, tratando de contener un sollozo—. Cuídate.
—Adiós, Gabby —respondió Brandon antes de colgar la llamada y estrellar su celular contra un mueble... odiaba tratar a la chica de esa manera tan distante.
Luego de recibir esa noticia, Lily se dio una ducha y se preparó algo de comer, estaba triste porque sus dos amigos le habían dejado sola y justo en el último día del año pero no podía hacer nada, ellos tenían una vida aparte y le tocaba aceptarlo.
Justo cuando se había instalado frente a la televisión con un enorme tazón de palomitas de maíz, el timbre de la puerta comenzó a sonar, de inmediato una sonrisa se le dibujo en su rostro, seguramente Brandon la había engañado y en realidad iba en camino a casa cuando le llamó. Se levanto del sofá y abrió la puerta, sin fijarse quien tocaba.
—¿Qué haces aquí?
Lily no podía dar crédito a lo que estaba viendo, allí, frente a ella, estaba Peter, mirándole a los ojos y tendiéndole un oso de peluche.
—¿Me vas a dejar acá afuera? —preguntó el castaño, sin haber respondido la pregunta de la chica.
Lily se apartó un poco y lo dejo pasar.
—¿Cómo obtuviste mi dirección?
Lily estaba incómoda ante la peculiar visita, y no iba a hacer nada para disimularlo.
—¿Así recibes a todos tus invitados? Vaya, creo que ya olvidaste todo aquello de la hospitalidad sureña.
Peter estaba actuando de forma arrogante, tal y como se había comportado la última vez que se vieron.
Lily se cruzó de brazos y alzo una ceja, ya no solo estaba incomoda, ahora estaba molesta.
—Okey, okey, está bien —Peter alzó las manos en señal de rendición—, obtuve tu dirección con Maggie, la secretaria de la doctora Rogers, nuestra psicóloga —ante esas palabras, la chica abrió los ojos como platos, ¿compartían psicóloga?—. Y vine... vine porque necesitaba verte.
—Yo... no quiero verte de nuevo —dijo Lily, mirando el piso—. Por favor, vete.
—Dímelo mirándome a los ojos —el castaño se le acercó, tomó sus mejillas entre sus manos y le alzó el rostro—. Mírame a los ojos, pídeme que me vaya y lo haré.
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Te encontraré (Vida en Línea #2)
General FictionLily Albright había decidido cambiar su vida para proteger la de Peter Wallace... y vaya que había cambiado; de ser la chica solitaria de Omaha paso a ser una ciudadana mas de Nueva York, trabaja en una editorial y esta a tan solo un paso de cumplir...