Luego de que Peter logró que su hermana se fuera a recostar un rato, tras haberle hecho la promesa de que cuando ella despertara él no estaría allí porque «tenía cosas más importantes que hacer en lugar de acompañarla», se dispuso a tratar de arreglar un poco la sala del departamento, aprovechando que Elijah estaba dispuesto a ayudarle.
—¿Estás seguro que no conoces a ningún Darren? —preguntó el castaño, observando como el colega de Lily recogía un adorno que estaba tirado en el suelo.
—No, Peter, no conozco a ningún Darren —manifestó el muchacho, con un toque de fastidio en su voz: ya esa era la cuarta vez que Wallace le hacía la misma pregunta—. Sin ofender, Peter, pero viste como estaba tu hermana, ¿de verdad crees que ella está lo bastante cuerda para no estar desvariando?
—Sí, lo creo —afirmó el muchacho—. Gillian quiere a Lily como si fuera su hermana, y si ella me dice que debo encontrarla antes de que un tal Darren lo haga, tengo que creerle.
—Está bien, está bien —dijo el escritor colocando las manos en señal de rendición— ¿Qué vamos a hacer ahora? No sé donde más buscarla y, si vamos a la policía, probablemente nos digan que debemos esperar setenta y dos horas para poderla reportar como desaparecida...
—Por lo pronto creo que lo mejor será que vayamos a tu departamento, tal vez se desesperó y se fue a esperarte allá y, si no está allí, trataré de hablar con el padre de Hillary y con mi papá para que me ayuden a encontrarla.
—¿Y yo?, ¿yo que voy a hacer?
—No lo sé —respondió Peter, encogiéndose de hombros—. Fue por mi culpa que ella se fue y soy yo quien debe encontrarla.
Elijah recriminó al muchacho con la mirada pero no dijo nada. Si Peter pensaba que no iba a hacer nada para encontrar a Lily, estaba muy equivocado.
˜*˜
Luego de revisar el departamento de Elijah —y no encontrar ni una huella de la escritora—, Peter se fue a su casa, pensando con detenimiento que paso debía dar a continuación. Ya eran las tres de la mañana y todo rastro de sueño se había desaparecido de su sistema, estaba inquieto y no sabía ni por dónde empezar a buscarla.
La conocía, sabía que ella era demasiado reservada y por eso no tenía muchos amigos, así que la pregunta era ¿dónde estaba?, no tenía ni una sola pista concreta de su paradero. Y si a eso le sumaba la amenaza latente que representaba Joshua Smith para la vida de su pareja, todo se tornaba en un ambiente demasiado oscuro para siquiera tratar de predecir.
En medio de esos lúgubres pensamientos el muchacho se quedó dormido sin apenas darse cuenta. Sus sueños fueron invadidos por recuerdos de su vida con Lily, sobre todo, de lo ocurrido esa noche cuando ella descubrió hasta que punto llegó en su infidelidad con Hillary.
Eran las siete de la mañana cuando su teléfono celular comenzó a sonar, dándole aviso de una llamada entrante la cual se apresuró a contestar sin siquiera observar quien lo llamaba, confiado que sería la voz de Lily la que escucharía del otro lado de la línea.
—Lily, amor, ¿dónde te metiste? Elijah y yo estamos muy preocupados por ti, ¿dónde estás? Necesito verte.
—Uhm... Peter, no soy Lily.
La voz de Hillary inundó los oídos del joven, llenándolo de una decepción que se convirtió en un ataque de ira incontenible. Por culpa de aquella rubia, Lily se había marchado de su casa.
—¿Qué quieres? —interrogó el muchacho con una frialdad que él mismo desconocía que podía llegar a sentir—, ¿qué?, ¿quieres confirmar el daño que me hiciste? Felicitaciones, Lily me dejó y ahora no sé donde está. Listo, ya, lo dije, ¿podrías colgar por favor?
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Te encontraré (Vida en Línea #2)
Fiction généraleLily Albright había decidido cambiar su vida para proteger la de Peter Wallace... y vaya que había cambiado; de ser la chica solitaria de Omaha paso a ser una ciudadana mas de Nueva York, trabaja en una editorial y esta a tan solo un paso de cumplir...