Capítulo LXIII

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Gillian se quedó estática, sin saber que decir o que hacer; había soñado un millón de veces con su reencuentro con su padre pero había descartado ese pensamiento cada que el reflejo de un escenario lleno de amargura y resentimientos se dibujaba en su mente. Y es que, si ella no había logrado perdonarse haber abandonado a su familia haciéndose pasar por muerta, ¿cómo podrían ellos perdonarle?

Porque, si bien era cierto que se llevaba muy bien con su hermano menor, tampoco era menos verdadero que, debido a que se enteró de que ella seguía con vida, hubo un enorme conflicto entre Peter y Lily por haber estado esta ultima guardándole el secreto de su existencia.

Por esa, y por muchas otras razones, la chica no supo que decir o hacer cuando Greg caminó hacia ella y la rodeó en un fuerte abrazo, uno lleno de amor, nostalgia, alegría y paz.

—Cuando me decían que una de las victimas de Joshua había logrado escapar y se encontraba ayudándonos para lograr atraparlo, una parte de mí ansiaba que fueras tú —dijo el hombre con voz temblorosa—, pero siempre callaba esos anhelos cuando recordaba que tú habías muerto y que yacías en el cementerio municipal de Omaha bajo la sombra de un enorme sauce llorón, a unos cuantos metros del lugar donde descansan los restos de tus padres... pero ahora.... Estás aquí, frente a mí, hablando con tu hermano y preocupada por Lily tanto como lo estoy yo...

—Lo... lo siento, padre, lo siento tanto —respondió la aludida con la voz rota—. Siento tanto haberte dejado creer que estaba muerta, siento tanto haberles roto el corazón a mamá, a Peter y a ti al hacerles creer que me habían perdido, pero, sobre todo, lamento tanto no haber podido hacer más para proteger a Lily, esa era mi misión y fallé por completo al hacerlo...

—¿De qué estás hablando, Gillian? —preguntó Peter mientras miraba la escena con el ceño fruncido—. Tú ya no eres policía, no podías hacer nada para defenderla y, además no podemos estar seguros si la vida de Lily está en riesgo...

—Sí, sí lo está, Peter —afirmó la muchacha soltándose del abrazo de su padre—. Si lo está porque Darren Collins, o como tú lo conoces mejor, Brandon Collins, está tras su huella y, lo que es peor, trabajando en conjunto con Joshua Smith.

Al escuchar esas palabras, el chico cayó de rodillas en medio de la sala de esa casa que sin su amada Lily en ella había dejado de ser un hogar. Ahora todo le encajaba a la perfección, ahora entendía porque Brandon había sido el primero en encontrar a la escritora después de que abusaran de ella el día que había descubierto que su hermana seguía con vida y que tan egoístamente había decidido abandonarla a su suerte en el parque Thompson Square, ahora entendía como era que Joshua la había logrado ubicar cuando vivía en el departamento del policía, ahora lo entendía todo y eso solo lo hacía sentir más culpable: si él no le hubiera sido infiel con Hillary o si por lo menos se lo hubiese contado, Lily no habría huido de su lado y su vida no estaría de nuevo bajo merced del tipo que destruyó toda su adolescencia y del sujeto que abusó de su hermana y la dejó con el rostro lleno de moretones.

—Si... si algo le pasa —sollozó el muchacho, sin poder contenerse—. Si algo le pasa a mi Lily o a Lara, no me lo perdonaré jamás... si algo le pasa a alguna de ellas dos, mi vida dejaría de tener sentido...

La rubia se agachó, llorando de la misma manera descontrolada que su hermano y le rodeó entre sus brazos, dejando relegado a un apesadumbrado Greg que admiraba con una sonrisa triste aquella escena que le parecía tan similar a las varias veces que su hijo se caía y se raspaba las rodillas cuando era un niño a quien le costaba coordinar sus pies con el resto de su cuerpo mientras jugaba baloncesto.

—Shh —siseó la muchacha—. Tranquilo, Arthur, tranquilo. La vamos a encontrar, ¿sí? Acabo de poner la denuncia en la policía y ya están buscando a Brandon. Sí está con él, solo es cuestión de tiempo para que las traigamos a Lily y a Lara de vuelta a casa.

Te encontraré (Vida en Línea #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora