Cap 46 Los delirios del protector

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Algo me decía en mi cabeza que alguien se estaba alejando del castillo rojo de Tsukino. Me dio la impresión, una impresión leve de punzo en mi ser, que por la capa blanca, morado con negro, me decía que Hanabira se dirigía despacio hacia el bosque de los pinos para perderse, pero ¿por qué? Se movía sin hacer ningún ruido, pero para mi era algo que he sentido a veces. Como si yo supiera todo segundos antes de que algo pase. Hacia mucho frio afuera. Tsukino sin darse cuenta que Hanabira se estaba alejando de donde estábamos, tuve que irme para alcanzarlo. No me importo si hacia mucho frio. Me preocupa Hanabira y sus acciones desde aquella noche. El ha de sentirse culpable, por no evitar tal matanza innecesaria de aquel hombre. Hanabira quiere resolver esto solo, junto con sus compañeros. Yo creo que el quiere ocuparse de lo que no pudo evitar, queriendo hacerlo en encubierto. O aunque sus compañeros lo sepan, Hanabira no dejara que lo ayuden. ¿Será por eso? o porque quiere vengar a los samuráis caídos hace años atrás... Me parece un sentimiento amable de su parte. Tiene un mal carácter, pero es un buen tipo.

Hanabira se escapa del castillo e ira a un lugar del bosque que no conozco o este lejos de aquí. No se sabe. No conozco muy bien este bosque para que lo este persiguiendo. Y ¿Qué tal si me perdía e iba a un lugar equivocado? seria muy estúpido hacerlo, pero me preocupa tanto Hanabira que hasta quisiera hablar con el y querer que me pida un consejo. Quiero hacerlo. Quiero decirle de nuevo que no esta solo y, que puedo ayudarlo a resolver este problema. Tal problema que tenga. Claro, yo no lo se aun siendo Hanabira. Hanabira no sabe que yo fui aquella noche a ver que es lo que ocurría. Después a ver en vivo una muerte ocasionada por una escopeta proveniente de aquellos europeos. No quiero que se repita de nuevo, si pasa no me lo perdonare. E incluso Hanabira no lo haría y su sentimiento corrosivo se expandiría por todo su ser hasta volverse amargado por algo que yo debí de ayudar aun si Hanabira diga que no es mi problema. Tal vez diga que son problemas de el y no míos. Solo falta que diga que son cosas de hombres y no de mujeres. ¡Eso seria muy machista! 

Decido perseguir a Hanabira. Había desaparecido pero el viento frio me decía que se había ido a mi derecha. Mi intuición nunca la había utilizado al cien porciento. Era algo extraño confiar en ella, pero cabe recalcar que por mas extraño que sea confiar y fiarme de ella, me ayuda bastante a resolver cualquier problema que tenga en cuestión de segundos antes o entre el problema. ¡Y si! Ahí estaba Hanabira sin darse cuenta de que estaba a unos metros de mi. Pero tuve que ser mas cuidadosa cada paso que yo daba. Decidí quitarme las zetas y seguir corriendo para que no escuchara los golpetazos de la madera en el piso y piedras talladas alrededor del bosque. Era una mega estupidez correr con los pies desnudos cubiertos de Tabi (aunque el pie no le llegaba el frio del aire, algo podría picarme, un animal o encontrarme con algo peor, pero bloquee mi alrededor y me centre en encontrarlo y, saber si Hanabira estaba bien). No sentía nada amenazador en el bosque de pinos, pero se que hay depredadores hasta algo más grande y peor. No sentí nada. En absoluto. No sentí que alguien venia tras mío. Solo seguí corriendo con mis pies descalzos hasta acercarme más a Hanabira y saber lo que hacia. Por fin estaba más cerca de él. Jadeaba de cansancio por lo rápido que era al pasar cada tronco de árbol. La luz de la luna llena relucía en todo el bosque, dando brillo en la silueta oscura de Hanabira. Estaba inclinado desde la colina mas alta, en donde el se encontraba a un poco de la orilla para casi caerse. Estaba de cuclillas mirando algo. Estaba tan quieto que no hacia ruido. No se si tiene un oído agudo. O que puede hasta escucharme. O solo esta actuando hasta ahora que no sabe nada y, se sorprende del por qué estoy espiándolo. Hanabira no dice ninguna palabra ni un murmullo que apenas pueda escuchar desde atrás de uno de los arboles. El tronco me permitía esconderme, pero no por mucho. Al poco rato, solo contemple la luna llena y las estrellas brillando. Intente verla. Tanto me incline hacia adelante que mis dedos y manos se astillaron por el tronco. Me aguante el dolor que apenas pude aguantar y no quejarme. Me raspe la palma de la mano y solo quedo rojo y empezó a arder. Hanabira se altero diciendo "¿Quién anda ahí?" Hanabira llevaba consigo su Katana azul y la sostenía junto con su mano derecha, lista para ser sacada. Claro, la saco despacio para defenderse de quien lo este espiando, pero cuando me mostré, Hanabira me miro preguntándose "qué estaba haciendo aquí. Por qué lo espiaba" frunciendo el ceño. Estaba confundido que me miro con las cejas arriba y otra abajo, preguntándome un poco enojado, alterado y nervioso:

EL AMULETO CENTRAL DEL UNIVERSO - EL PORTADOR CONTEMPORÁNEO VOLÚMEN IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora