Haitanis

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Caminaba por los pasillos mas oscuros de la Mansión, mi cabeza daba vueltas y no sabía donde estaba.

Podía escuchar gemidos y como hombres festejaban al ganar una apuesta.

Así era este infierno en el que estaba.

Las lágrimas no paraban y las palabras de Mikey no se iban de mi cabeza.

Quería llegar a mi habitación.

De pronto escuché las risas de una chica, a medida que avanzaba cada vez se hacía más audible aquella voz.

-Quiero quedarme contigo esta noche- Escuche que decía la chica.

-No lo harás.

Me acerque más por los pasillos hasta que llegué al lugar de las voces. Tenía frente a mi a Rindou y junto a él estaba la chica con la que había estado la vez pasada. Camine rápido pero al pasar por el lado de ellos, Rin tomó mi brazo dejando a la chica a un lado y me adentro a la habitación.

Aún con las palabras de Mikey rondando mi cabeza me acerque rápidamente a Rindou y lo besé. El algo dudoso correspondió mi beso.

-Asahi... ¿Que pasó con...-Lo bese nuevamente. Tenía rabia. Las palabras de Mikey habían herido algo en mi, al nombrar a mi familia me sentía débil, de la forma en la que me llamó, por un momento pensé en tomar aquella arma y matarlo.

-¿Que estas haciendo...-tomé a Rin del cuello y lo acerque a mi. Comenzamos a entrar en la habitación y ambos caímos sobre el sofá.

-Asahi...- Mikey lo había dicho. Era una puta que se acostaba con el primero que se me cruzará.

-¡Asahi basta.!- mire fijamente a Rindou

¿Que estaba haciendo?

Rindou se me quedó viendo unos minutos y luego me abrazo, escondí mi cabeza entre su cuello, podía sentir un aroma muy embriagador, su perfume era delicioso. Comencé a llorar nuevamente, no sabía que me estaba pasando y el porque Mikey me había tratado tan mal diciendo aquello.

Sentí como Rin acariciaba mi cabeza, por un momento desee que fuera alguien de mi familia quien me sostuviera, extrañaba demasiado sentir aquella calidez de mi familia.

-¿Estas mejor?-susurro Rin. Asentí. Me acomode entre sus brazos y lo miré.

No había notado lo hermosa que era su mirada. Sus ojos se mostraban misteriosos, aquellos ojos y aquel color me hacían querer despertar cada día a su lado para poder verlos.

¡Basta Asahi!

-¿Mikey te hizo algo?-preguntó preocupado. No creí que me haría tal pregunta.

-Nada fuera de lo normal.-Dije cortante. La verdad es que no quería contarle todo lo que había sucedido, de seguro ya lo sabía.

-¿Por qué lo dices?-pregunté.

-Mikey nos hizo golpear a Sanzu...-abrí mis ojos sorprendida- y luego de eso se fue y dijo que terminaría contigo.- Rin se había acomodado en el sofá.

¿Mikey tenía intenciones de matarme?

-¿Tu sabes por que lo hizo?-El se me quedó viendo unos minutos y luego miro hacia el frente.

-Te acostaste con Sanzu...-soltó sin importancia.

Mi cabeza estaba recibiendo demasiada información que debía procesar. ¿Por qué de pronto Mikey decía que me quería para él?. Podría jurar que desde que me trajo aquí su única intención es acabar con mi vida.

-Si.-baje la mirada.

El se levantó del sofá y comenzó a caminar por la habitación. Me sentía incómoda, era algo a quien no debía explicarle pero el estar aquí, me hacía sentir débil hacia cualquier situación.

MY THREE DEITIES (𝐻𝑎𝑖𝑡𝑎𝑛𝑖'𝑠 𝐵𝑟𝑜𝑡ℎ𝑒𝑟𝑠 & 𝑆𝑎𝑛𝑧𝑢) (+18) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora