Desde ese día sabia que mi lugar no era aquí, pero aún así quise arriesgarme, no podía hacer nada mas que obedecer a aquel hombre, es más, fue él quién me adentro a ellos, fue él quién hizo que todo esto se convirtiera en una peligrosa y extraña obs...
Veía caer la nieve a través del ventanal que daba vista hacia la parte trasera de la mansión.
El bosque qué había en un fondo esta cubierto de un manto blanco al igual que los cerezos que habían. Suspire y tome la pequeña taza de café qué tenía a un lado, me sentía fatal con todas las cosas que estaban pasando, cada día se me hacia más difícil pasar aquí, si bien no era amiga de Sumi, sentía que algo o más bien alguien faltaba aquí, ella no merecía pasar por eso, menos que la persona que siempre la cuido fuera la misma quien la llevó a su muerte.
Quería librarme de aquí, qué todo esto acabara de una vez y poder hacer una vida normal sin tener que preocuparme de si viviré o no.
Solo quería volver a estar feliz, con mi familia y con... Izana.
No entendía el amor y odio que le tenía a mi propio hermano...
¿Odio? ¿Eso es lo que siento por Izana ahora? Si en lugar de Sumi, hubiera sido yo... ¿Izana estaría sufriendo como lo está Rindou en estos momentos? Si algún día llega mi día a manos de algunos de estos mafiosos... ¿Izana trataría de salvarme?
-¿Izana... sufriría por mí?-susurré mientras miraba hacia afuera, los ojos lentamente se me llenaron de lágrimas al ver la nieve caer sobre el jardín.
Recuerdos de nuestra infancia invadieron mi mente, como si de una lluvia se tratase, recuerdas de aquel día que me encontraba enferma e Izana trajo un poco de nieve a la casa.
Limpie mis lagrimas, no podía dejar de vivir a base de recuerdos, aquel Izana ya no existe, él ya no es mi hermano, él tomo otra dirección y escogió la opción más fácil.
Tome el último sorbo de café, fui a mi habitación, tome un abrigo y baje las escaleras hasta llegar a la puerta trasera que conectaba con la parte de afuera. Al abrir la puerta el frío choco contra mi cara, camine hacia el exterior hasta llegar a la parte más grande del patio, el manto de nieve era demasiado qué la nieve me cubría los pies al caminar sobre el lugar.
Todo lucia blanco, era una vista hermosa, el color blanco me traía demasiada tranquilidad, me quedé en el medio del patio y tome un poco de nieve en mis manos haciendo una bola, mordí un poco de está y comencé a llorar mientras me dejaba caer al suelo, miraba al bosque y luego la nieve qué estaba abajo de mi.
-Mamá... sé que tu no querías esto para nosotros... pero-lagrimas y lagrimas caían por mis mejillas.- Así tuvo que pasar.
Así tuvo que pasar...
...
Izana Kurokawa.
-¿Izana... sufriría por mí?- Aquella voz la conocía.
Había llegado de Filipinas.
La mansión de Bonten estaba completamente sola o así creí hasta que fuí hacia una de las salas buscando al idiota de Manjiro y al parecer la única idiota que estaba era aquella mujer que hacía llamarse mi hermana.
Asahi.
¿A que se refería con que si sufrirías por ella? Está loca.
Escuché como lloraba y me hizo recordar a cuando escuchaba llorar a mi madre por la llegada de papá.
Me escondí detrás de una puerta cercana al ver como se giraba y salía de aquel lugar, escuche como la puerta trasera se abría y era cerrada con fuerza.
El frío que hacía podía congelar a cualquier persona, no será que ella...
Fui hacia el ventanal qué acaba de abandonar ella y la vi ahí, corría hacia lo más profundo del prado cubierto de nieve, su cabello blanco flotaba en el aire a medida que avanzaba hasta que se detuvo en el centro para luego dejarse caer en el suelo.
-¡Que hace! Se enfermará.-puse mi mano sobre el cristal de la ventana... ¿estaba preocupado por ella?- tks...
Sentía que debía ir allí y traerla de vuelta a casa, sentía esa necesidad de cuidarla como si fuera mi hermana.
-Pero ella no es mi hermana... ella murió junto a mis padres.
Me quede varios minutos observándola, hasta que vi como uno de los hombres de Manjiro iba por ella.
¿Sufriría por ella? Claramente no Asahi, no sufriría por ti.
No eres más que la maldita puta de mi mayor enemigo en este lugar.
Di media vuelta y fui en búsqueda de mi objetivo principal aquí.
Manjiro Sano.
Mi regreso era por él y su imperio qué poco a poco se caía.
Yo también se jugar esas cartas, Mikey.
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Este capítulo lo escribí antes que el anterior capítulo, me inspiré demasiado aquí y por eso lo subo, porque siento que ambos capítulos están conectados, no sé, diganme ustedes.
Les quería decir que gracias por leer este fanfic y darse el tiempito, de verdad, se que no actualizo muy seguido pero me gusta escribir cuando tengo inspiración y así entregarles capítulos con los que yo me siento conforme.
