Una última vez

86 6 0
                                    

Había transcurrido una semana desde aquel encuentro con Izana.

Manjiro se había alejado de mi al igual que los demás. Cada vez que intentaba hablarle a Sanzu o a Ran intentaban evadir mi presencia.

Ran había vuelto a acostarse con las chicas de la mansión y a beber alcohol hasta más no poder. Habia noches en las que escuchaba a Ran y a Sanzu discutir desde mi habitación, todo había sido mi culpa.

-¿Por que no la protegiste? Tú eres su hermano.-decía Ran.

-No podía hacerlo... además yo estoy de parte de Mikey o ¿es que acaso se te olvida quien te sacó de los suburbios?- respondió Sanzu.

Estaba acostada en mi cama, quería salir y tratar de evitar que su discusión avanzará ya que cada vez se ponía peor.

Me acerqué a la puerta y me quede escuchando desde atrás.

-Si tan solo ella...-Ran corto la frase ya que comenzaron a abrir mi puerta haciéndome caer a los brazos de la persona que estaba al otro lado.

Mire de quien se trataba y era Rindou quien me tomó en sus brazos y me abrazo cubriendome de su hermano.

Ran estaba frente a mi, su cara reflejaba ira y tristeza, no sabía si tenía que ver como la muerte de Senju o algo más personal.

-Alejate.-le hablo con tranquilidad su hermano menor.

Ran se me quedo mirando varios segundos y dio un golpe en la pared para luego irse, Sanzu no me miró él solo se encerró en su habitación.

-¿Estás bien?-preguntó Rin, yo asentí y me escondí en sus brazos.

Desde ese día Rindou ha sido el único con él que he hablado y me he mantenido cuerda, sentía que algo había cambiado en él, su cara lucia más alegre de lo normal y era extraño en él.

Como cada día, empecé el día preparando el desayuno, la mansión estaba vacía, todo Bonten estaba a las afueras de la ciudad y volvían a altas horas de la noche. Trate de mantenerme activa, quería despejar la mente y no pensar en nada.

Estaba en la habitación de Ran mirando sus cosas, no eran muchas pero solo me llamaba la atención la cantidad de armas que tenía escondidas aquí.

Tome una pistola bastante pesada y la mire, tenía unos kanjis grabados en oro, comencé a mirarla lentamente.

-¿Que haces aquí?-dijo de pronto Ran entrando a su habitación, lucia agotado y enojado.

Dejé el arma en el mueble y lo mire, las palabras no salían de mi boca.

-Vete si no quieres que haya problemas.

-No, no me iré.-me puse frente a él- Quiero que me expliques por que... ¿por que me ignoras Ran Haitani?

Ran cerro la puerta con llave y me tomo por el cuello dejándome en contra de la puerta y él.

-No es asunto tuyo.-hablo enojado.

-Si lo es. Cambiaste de la noche a la mañana conmigo... ¿Te gustaba Senju y por eso me odias ahora? Admitelo Ran, puedes confiar en mi, no se lo diré a nadie.-en su cara podía ver como aumentaba la furia y también aumentaba la presión en el cuello.

-Callate, no sabes de lo que hablas.

-Mátame, de todas formas ya morí para ti y para todos aquí...-Ran por un momento me miro asombrada y aflojó el agarre en mi cuello hasta que bajo la mano y me acerco a él para besarme.

Pequeñas lagrimas comenzaron a salir de mis ojos, sentía un dolor en el pecho, no había besado a Ran en mucho tiempo y ahora me estaba dejando llevar por sus besos y caricias.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Apr 11 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

MY THREE DEITIES (𝐻𝑎𝑖𝑡𝑎𝑛𝑖'𝑠 𝐵𝑟𝑜𝑡ℎ𝑒𝑟𝑠 & 𝑆𝑎𝑛𝑧𝑢) (+18) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora