Capitulo 3

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No se había equivocado en suponer que lo ignorarían por una semana, cuando noto que en realidad ya habían pasado dos semanas se sorprendió bastante, la verdad no lo había notado, la había pasado ocupado.

Y eso podía agradecérselo al libro, definitivamente reconocía la bastante ayuda que le trajo, este junto a sus tareas escolares eran lo único que lo había entretenido; además de eso no había pasado mucho, ignorando sus caóticos pensamientos.

Solo paso algo con poca importancia, su tío había recordado que lo había dejado mantener el baúl, y como no podía tener sus cosas de "fenómenos" lo guardo en su antigua habitación, lamentaba haber bajado la guardia, pero gracias a Merlín que había dejado el libro afuera y había hecho algunas tareas como lo planeo.

Por lo menos ahora tenia una habitación, ese era uno de sus consuelos, agradecía a quien fuera por qué sus tíos pensaran que los magos los estaban vigilando, y, para que no notarán que le maltrataban, lo cambiarán a la segunda habitación de Dudley, no remplazaba todo el daño hecho pero era un buen cambio.

La primera semana de encierro fue silencio, se sentó en el intento de cama y se alegro por qué su tío estuviera lo suficientemente ocupado, o molesto, como para gastar su tiempo en él y recordar quitarle sus cosas escolares.

Eso era una alegría, pero en ese momento supuso que solo tenía una semana para que su tiempo libre se redujera a tareas en el hogar y descansar, así que siguiendo el plan que había hecho en el viaje, saco un pergamino, pluma, tinta y comenzó con su ensayo de transformaciones.

La profesora McGonagall normalmente era sería y estricta, por eso era un ensayo largo, y debía ser bien estructurado, pero aún así era una de sus materias favoritas, por eso no noto cuando paso el tiempo, luego siguió herbologia, la cual era más fácil y termino más rápido, dándole tiempo para adelantar algo de encantamientos.

Así fue hasta que todo estuvo casi terminado, no avanzo mas por que fue allí cuando el tío Vernon recordó el baúl, eso redujo la rutina del resto de esos pocos días en silencio,  solo él y el  libro.

No era muy diferente a lo que estaba acostumbrado, en realidad era mejor a lo que podía esperar del verano con su "familia", pero el problema del silencio y la monotonía era que su cerebro era libre de pensar, lo cual después de lo que pasado no era agradable, no en absoluto.

Su pobre mente era una maraña de cuerdas e hilos llena de nudos complejos que intentaba callar, huía con violencia de las preguntas sobre cunado ellos habían cambiado, o quienes eran sus amigos reales si no eran ello.

Aun no se sentía listo para aceptarlo, simplemente no.

Su única salida a ese agujero sin fondo era centrarse en todo lo demás, pensamientos extraños sin sentido, una pregunta tonta e inútil como "¿cuando comeré?" o una misión ridícula como descubrir la hora por la posición del sol, cuando nunca antes se había fijado en eso.

Todo era bastante confuso y desordenado, sus pensamientos eran un desastre... y aun así se sobresalto cuando lo que paso por su cabeza un día cualquiera fue "Tal vez podría volver a ser bonito".

Ese pensamiento lo sacudió completamente la primera vez, él ya no tenía esa necesidad, solo eran ideas tontas...e imposibles.

Intento negarlo, evitar ese pensamiento pero...por más que pensara que no quería, necesitaba o podía hacer eso, su cabeza decía otra cosa.

Esa idea no lo dejo en paz, es más, parecía hacerse más fuerte conforme volvía a su cabeza, regresando sin descanso hasta destruir su hostilidad ante algo tan lejano como regresar a ser lo que fue una vez.

Buena esposaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora