Harry Potter ah escuchado como sus inseparables amigos se burlan de el a escondidas, y roto, decide escapar terminando en la zona prohibida de los libros, en donde uno en particular llama su atención
tradiciones y costumbres, colores claros, pijamas...
Se sentía... ahogado, más cansado de lo que podía recordar, y teniendo en cuenta como habían sido sus años pasados, bueno, habían cosas difíciles de superar, pero estaba seguro de que así era; estaba agotado, mareado y ya no se sentía normal.
Las cosas ahora definitivamente lo estaban superando y no sabia cuanto podría continuar así.
No se sentía bien con ese peso, ni remotamente; sus amigos ahora eran insoportables, molestando y enfadándose hasta que se sentía como si lo estuvieran asfixiando.
Oh cierto, sus antiguos amigos...
No había vuelto a pelear con ellos, no los miraba, no les hablaba, pero el trato frio que ellos estaban obteniendo de los demás al ver sus verdaderos colores los estaba volviendo más desesperados y ahora solo le saltaban encima en cualquier oportunidad.
Sinceramente sentía que le quitaban el alma, quería encerrarse y no salir, pero se había prometido esforzarse, tener éxito, ser bonito, no podía simplemente evitar las clases, incluso si ellos se le acercaban en cualquier oportunidad, provocando que con cada clase pensara que tan necesario era ir a ella.
Por primera vez sintió que estaba mejor con sus parientes, y eso parecía simplemente inaudito; no le había dicho a nadie lo agotador que era lidiar con ellos, pero comenzaba a ser evidente y las cazadoras, a pesar de no ser tan cercanos, comenzaban a preocuparse mucho más...
No sabia que hacer, se sentía perdido, y sobre todo abandonado, los únicos en que realmente había confiado no solo eran unos mentirosos, eran traidores, ni si quiera sabia si lo habían querido alguna vez, por lo que él sabia podían haber mentido desde el inicio de todo.
¿Acaso los Potter estaban malditos? Sus antiguos amigos eran prácticamente iguales que Pettigrew, solo que él no tenia un secreto que costara su propia vida; sin embargo, gracias a Sirius sabia que, con Colagusano, hubo un tiempo en donde si fueron amigos, que su amistad si fue real.
¿Él podía decir lo mismo? ¿Qué sus amigos si fueron honestos alguna vez?... Sinceramente no lo sabia, y como se veían las cosas, no quería una respuesta a eso.
Necesitaba un respiro, necesitaba aire para respirar, por que, aunque no era físico, realmente sentía como si sus pulmones dolieran y él se comenzara a ahogar.
Por lo menos nadie, o casi nadie, iba a la biblioteca los primeros días, y Hermione estaba muy ocupada intentando hablarle y buscándolo como para si quiera pensar que él estaría allí, sobre todo con lo idiota y vago que ella pensaba que era.
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Agradecía enormemente el hecho de que la biblioteca fuera tan callada y tranquila, un lugar tan sereno y pacifico que le permitía estar en paz, era como un terreno neutro y agradable, el respiro que buscaba, el aire que necesitaba antes de desmayar.
Y al parecer las chicas lo habían descubierto de alguna manera, por qué, por muy raro que fuera encontrar un cazador de quidditch en la biblioteca, ellas lo habían acompañado desde la primera vez que lo encontraron allí.