Buena esposa

Capitulo 33

Harry suspiró suavemente mientras retomaba una mentalidad clara, apartando el pánico fugaz que había sentido por la inesperada situación, sin embargo, era descortés quedarse fuera de la puerta, y daba una mala impresión.

Toco firme y calmadamente, tres sonoros golpes sin repetición que se volvieron profundos al ser una puerta de buena madera; no entendía porqué estaba allí, pero era inaceptable llegar tarde a una reunión con su jefe de casa.

Espero el permiso con paciencia que desmentía los nervios de antes, un porte adecuado y sereno y un rostro apacible, como debía ser; había memorizado a la perfección que actitud y comportamiento debía portar uno frente a un superior apreciado, y lejos de todo, le tenía cierto cariño a su profesora, por lo que no estaba alterado.

Su miedo había sido completamente irrazonable, provocado por la ignorancia y la sorpresa, al notarlo lo corrigió con rapidez; ella había sido un apoyo y una figura severa pero amable y constante en sus años anteriores, mostrando preocupación por él, lo que había forjado un camino a su corazón con el tiempo.

En realidad, la próxima reunión no era muy diferente a tomar el té.

La voz fuerte y de tono escoces atravesó la madera con pocos minutos de diferencia, y él no perdió tiempo en entrar, cerrando con delicadeza antes de sentarse sin miramientos en el escritorio donde era esperado.

Sin querer, se le escapó una pequeña sonrisa, mirando las tazas de porcelana con suaves decoraciones doradas y una tetera del mismo pulcro blanco -Buenas tardes, profesora McGonagall— entono segundos después.

Se veía tranquilo, relajado y en un ambiente familiar, un joven educado, inteligente y maravilloso, y McGonagall no pudo evitar notarlo, meditando en el cambio con el joven de segundo año, nervioso de ser llamado por una figura de autoridad tan reconocida, siendo tan diferente a quien ahora tenía delante.

Ella le sonrió en respuesta, alegre de ver como el chico florecía después de desprenderse de ciertas raíces que ella no había notado como lo ahogaban, robando el potencial que ahora brillaba notablemente.

-Buenas tardes a usted también, joven Potter, espero que este disfrutando la llegada del invierno— comentó ella, terminando de apartar sus papeles para darle protagonismo a las tasas de té con un suave aroma a Jazmín.

-Madame Pomfrey esta meditando sobre mi permiso para salir a la nieve— aporto él con una sonrisa, tomando la porcelana con delicadeza fácil para él -me fascinaría ver el paraíso nevado, pero Hogwarts siempre es maravilloso con tantas decoraciones—

Ella tarareo en respuestas, ambos tomando unos segundos permitidos en los libros de etiqueta para apreciar la dulzura del trago caliente, perfecto para las tardes con vientos fríos que estaban ahora sobre los terrenos.

-De eso quería hablarle en realidad, veras, me he enterado de casualidad de una actividad extracurricular que llevo a cabo hace poco— señalo ella, mirándole a los ojos con divertido interés.

Harry logro contener su resoplido, que seria completamente indignante si tenia en cuenta que aun poseía la tasa en su boca -Mis disculpas, se me paso por completo que podrías tener algún interés en la idea— le respondió un par de minutos después, ligeramente avergonzado por el desliz.

A pesar que nadie le creyera si lo contara, la travesura brillo ligeramente en sus ojos, y la curva de sus labios se estiro sutilmente antes de hablar -Soy profesora de Transfiguración, joven, y conozco por su desempeño que tiene gran talento, por lo que deseaba preguntar si podía ver—

Harry fallo en no sonrojarse, asintiendo antes de recordar que eso era inadecuado para cualquier reunión -No hay problema, de hecho, es bueno que los traiga conmigo en este instante— aclaro él, sacando de su bolsillo las pequeñas decoraciones que encajaban perfectamente en sus gafas.