14.

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Capítulo 14: Cinco pausas.

SCARLETT.

Las luces del pasillo son intensas; mis ojos se entrecierran por inercia. Aarón llegó hace unas horas y desde entonces no hemos tenido tiempo de hablar de nada.

Voy durmiéndome poco a poco y suelto mi último suspiro consciente.

De repente ya no hay luz, sólo oscuridad. Unos pasos resuenan por la habitación. Siento que avanzo a paso lento y se forma una camino de velas de llama escarlata se forma a medida que sigo.

Termino frente a un espejo. Me veo a mí con el rostro menos pálido y con su forma redonda natural. Mi cabello rojo se ve más vivo; yo me veo más viva. Mis ojos se ven llenos de paz.

Entonces noto la figura de alguien detrás mío. Me doy al vuelta y no veo a nadie. Vuelvo a mirar al espejo y veo a mi hermano. Nicky se ve tranquilo; su cabello largo se ve enmarañado y parece que tiene ricitos.

—Ven conmigo.

Sus palabras suenan lejanas. Noto que su mano se extiende y yo estiro la mía. Parece magia cuando atravieso el cristal del espejo y siento su piel helada. Me ayuda a cruzar el cristal y sus brazos me rodean en un cálido abrazo.

Sujeta mi rostro y deja un beso en mi frente. Me dice lo mucho que me ha extrañado y que por fin iremos por ese helado que me prometió. Me toma la mano y me guía a través de los pasillos llenos de neblina.

Me siento contenta a su lado. Me cuenta que su camino fue largo y que espera que tenga energías para recorrer el mío. Solo sonrío mientras asiento segura; hoy me siento muy enérgica.

Capto voces a lo lejos, pero se disuelven junto a la neblina. Ya no estamos en pasillos llenos de niebla, ahora estamos caminando en un bosque lleno de nieve.

—Es nieve —susurro.

—Mucha.

Nos ponemos a jugar con la nieve y me sorprende la vitalidad que tengo encima. Puedo ver con más claridad la ropa que lleva. Todo es blanco y lo hace ver más pálido de lo que ya era. Miro mi atuendo, es un vestido también blanco.

Después de jugar avanzamos y llegamos a una pradera muy hermosa y pacífica. Nos sentamos a deleitarnos con el sol y vuelvo a oír las voces, esas que vuelven a irse cuando el sol se oculta.

Me lleva hasta un pequeño río donde hay un pequeño bote de madera. Me dice que suba y le hago caso. Tomamos los remos y remamos de a poco. El río va haciéndose ancho y se abre en el mar. Me gusta el mar.

Nicky me sonríe y me dice que tenemos que remar hasta la playa. Le vuelvo a hacer caso. Las voces vuelven a oírse y se van de nuevo cuando el viento sopla con fuerza moviendo mi cabello.

Llegamos a la arenas y caminamos por la orilla. A lo lejos noto escaleras de porcelana. Dominic toma mi mano y corremos hacia ella. Las voces vuelven a sonar hasta que llegamos al primer escalón.

Él sube dos escalones y las voces no me dejan seguir. Piso el primero y algo me detiene. La mano de Nicky tira de la mía y llamo su atención cuando no puedo continuar.

—¡Ah! —dice con normalidad—. Tranquila. No es nada malo.

—No me puedo mover.

—Es porque no es tu tiempo. Solo quédate aquí.

—¿Qué? ¿Y tú?

—Yo debo subir, Rojita. Cuídate mucho y no hagas muchas travesuras.

—¿Dominic?

Sube las escaleras mientras me dice que nos veremos luego. Mi pesadilla se hace realidad cuando le veo desaparecer en lo alto de las escaleras.

Las voces se acercan cada vez más y entonces abro los ojos. La luz me fastidia y mi mirada recorre la habitación en busca de Dominic. La pesadilla se intensifica cuando no lo veo por ningún lado.

𝗦𝗖𝗔𝗥𝗟𝗘𝗧𝗧 ๛ 𝗷𝗮𝘀𝗽𝗲𝗿 𝗵𝗮𝗹𝗲Donde viven las historias. Descúbrelo ahora