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Capítulo 28: La historia del Mayor Whitlock.

SCARLETT.

Pateo la tierra cuando Jasper me esquiva. Es mucho más ágil que yo y sus movimientos más certeros y planificados.

—Es la experiencia —se burla de mí.

—¿De qué? —inquiero, poniendo mis manos en mi cintura—. ¿De ser un anciano?

—De batallas —responde.

Recuerdo sus cicatrices e inclino la cabeza. Ve la duda en mi rostro y asiente.

Se sienta en una de las rocas y palmea a un costando invitándome a sentarme con él. Doy pasos y me siento a su lado.

—Quiero que sepas, Scarlett, que no toda la eternidad es buena —dice y asiento—. Yo no tuve la misma crianza que los demás... mis hermanos. Hay muchas cosas que explicar, pero quiero hacer esto sencillo. Sé que entenderás todo.

—Trataré.

—Hay aquelarres en el sur que no se preocupan por ser descubiertos. Los Vulturi se encargan de ellos. Aquí somos más civilizados.

Frunzo el ceño. Eso sonó un poco clasista. ¿Existen vampiros clasistas entre ellos?

—Aquí somos nómadas que disfrutamos del día tanto como de la noche. Interactuamos con los humanos y nos mantenemos anónimos. Por el sur es muy distinto.

»Es como si planearan sus movimientos para una guerra constante con sus enemigos. No importan los humanos, son soldados a la espera de una presa.

—Necesito saber por qué luchan, ¿o acaso solo dicen eso de ellos porque lo suponen?

Se ríe.

—Terreno. Uno que puedan suponer suyo y beber la sangre sin que nadie se diera cuenta. Para eso la competencia debe deshacerse. Fue cuestión de tiempo para que esto se imitara. Efectivo o no, es una guerra.

»Hubo alguien que planteo una estrategia mucho más efectiva. Ganó tres veces, peleando con aquelarres que en un inicio era pequeños. ¿Supones la respuesta?

—¿Tenía un don? ¿Un aquelarre más grande?

—Algo así. Tú eres una neófita, como cualquier vampiro joven eres... inestable. —Le frunzo el ceño—. Muchos son salvajes y es casi imposible ejercer control en ellos. Pueden aprender a controlarse, como tú. Sin embargo, sin muchos más, es difícil. El vampiro creo un ejército de ellos. Aunque su habilidad para el combate es nula, son muy fuertes, y predecibles durante el primer año.

—Ah, con razón —murmuro.

—Tú no tanto. No fue un buen momento para ser humano en México.

—Me gusta esto —le digo—. Es una interesante clase de historia vampírica que a Sienna le encantará oír, pero por favor, pasa a lo interesante. Sé que los Vulturi se encargan de todas las cosas reglamentarias y eso.

Se ríe y me sujeta con velocidad. Me espanto un poco, pero recuerdo que soy una chupasangre como él.

—Jazz, no juegues —pido.

—Bien. —Me suelta—. En resumen, fue horrible.

Cierra los ojos.

—Aunque los Vulturi intervinieron, ellos volvieron, y fueron más cuidadosos y estratégicos. Todo continuó, pero a menor escala. Ellos no volvían si los neófitos no les daban motivos.

—Entonces, eras uno de los neófitos —supongo—. Te convirtieron para pelear.

—Sí —admitió—. Vivía en Houston, Texas. Tenía casi diecisiete años cuando me uní al ejército confederado en 1861. Mentí acerca de mi edad, les dije que había cumplido los veinte y se lo creyeron, pues era lo bastante alto.

𝗦𝗖𝗔𝗥𝗟𝗘𝗧𝗧 ๛ 𝗷𝗮𝘀𝗽𝗲𝗿 𝗵𝗮𝗹𝗲Donde viven las historias. Descúbrelo ahora