𝗦𝗖𝗔𝗥𝗟𝗘𝗧𝗧 ๛ 𝗷𝗮𝘀𝗽𝗲𝗿 𝗵𝗮𝗹𝗲

27.

Capítulo 27: Cacería.

SCARLETT.

Voy por mi hija muy temprano después de la noche ajetreada con la manada. El nuevo me agrada, es el nieto del anciano Quil, y lleva el mismo nombre.

Hago sonar el auto para que ella salga y yo no tenga que entrar. Quien sale es Jasper y se sube al asiento del copiloto sin avisar.

—¿Qué tan mal está ella para que tenga que llevar una bolsa de sangre con ella? —inquiere.

—A veces se cansa —susurro—, demasiado. Ella... ella lo necesita. No me gusta que a veces se la pase sin ganas o durmiendo más de lo necesario solo para recuperar fuerzas. La sangre animal no la sacia lo suficiente y de ser necesario voy a enseñarle a cazar humanos.

Asiente.

—Bien, entonces vamos a turnarnos para conseguir esa sangre.

—Tú...

—Yo lo haré —me detiene—. Sólo confía en mí.

Pone su mano sobre la mía y asiento. No hay muchas palabras. Sienna es lo que ambos hemos creado y sé que tanto él como yo, haremos lo que sea para mantenerla a nuestro lado.

Me preocupa mucho su crecimiento y quiero que este fuerte siempre.

—¿Ella ya viene? —pregunto.

—Emmett y Rose la llevaron a cazar, ya deben estar por volver —responde.

—¿Se la pasó bien?

Ríe.

—Se la pasó molestando a Edward si eso te hace feliz. —Ruedo los ojos. Me tenso cuando entrelaza sus dedos con los míos—. Ella estará bien.

—Lo sé.

Sube mi mano a su boca y deja un beso. Ay, me lleva el demonio.

—Jasper, yo...

Un sonido me detiene y sonrío al ver a Sienna dando saltitos mientras que Rose y Emmett vienen detrás de ella.

—¡Mami!

Suelto la mano de Jasper y salgo para recibirla. Me ha hecho tanta falta durante los días que no ha estado conmigo. La abrazo y aspiro el aroma de su cabello. Huele a pino y nueces, ya no siento el aroma de perro mojado en ella y eso me divierte un poco.

—Esa niña es un demonio en miniatura —comenta Emmett y río.

—Se portó muy bien.

Le sonrío a Rose. Sé que con ella mi hija siempre estará a salvo. De esta casa, obviando a Jasper, confío plenamente en ellos dos. Se mantuvieron en comunicación conmigo y sé que su amistad es sincera.

—Tío Emmett casi se come a Cascarón en dos ocasiones —se queja mi hija—. Hasta ahora tiene el segundo puesto en mi lista de personas más molestosas.

—¿Quién es el primero? —pregunto curiosa.

—Paul.

Se ríe y avanza hacia el auto. Se trepa al capot y Jasper se mantiene cerca de ella.

—He estado pensado en llevarla a Seattle de compras —me comenta Rose.

—¿Con todo lo que está sucediendo? —Pienso en los asesinatos sin solucionar—. No lo sé.

—Entiendo tu preocupación, pero Emmett iría con nosotros. —Toma mi mano—. O al menos déjame llevarla a Port Angeles.

Es imposible negarle algo a Rose. Es una gran amiga, una verdadera amiga.