49.

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Capítulo 49: Los testimonios del juicio.

SCARLETT.

Edward empuja a Emmett y Bella al regresar, Jacob le gruñe a Aro, pero termina volviendo. No soy capaz de ver a los Vulturi en cuanto nuestros aliados regresan y hago que Sienna se acerque de nuevo a Jake y Nessie.

—¿Cómo soportas semejante infamia? —cuestiona Caius, furioso—. ¿Por qué permanecemos aquí mano sobre mano ante un crimen tan espantoso, burlados por una engañifa tan ridícula?

—Porque es la verdad hasta la última palabra —responde Aro, calmado—. Observa el número de testigos. Todos ellos están en condiciones de dar testimonio: han visto a esa niña crecer y madurar en el breve tiempo que la han conocido. Todos ellos se han percatado del calor de la sangre que corre por sus venas.

—Los hombres lobo —murmura Caius sin verse con tantas opciones.

—Ah, hermano —replica Aro, apenado ante la afirmación de Caius.

—¿También vas a defender esa alianza, Aro? —inquiere Caius—. Los Hijos de la Luna han sido nuestros más acérrimos enemigos desde el alba de los tiempos. Les hemos dado caza hasta prácticamente extinguirlos en Europa y Asia; y a pesar de ello, Carlisle dispensa un trato de familiaridad a esa inmensa plaga, sin duda en un intento de derrocarnos más adelante, lo que sea para proteger su corrupto estilo de vida.

Edward carraspea para llamar su atención. Aro se muestra avergonzado ante el comportamiento de su amigo o compañero de trabajo.

—Estamos en pleno mediodía, Caius —comenta Edward mientras señala a Jacob—, resulta claro que no son Hijos de la Luna. No guardan relación alguna con tus enemigos de allende los mares.

—Aquí crían mutantes —replica con molestia. No puedo evitarlo, me río entre dientes; está dando cualquier excusa con el fin de acabar con la familia.

—Ni siquiera son hombres lobo —contesta Edward—. Aro puede explicártelo todo si no me crees.

—Mi querido Caius, te hubiera avisado de que no tocaras ese punto si me hubieras hecho partícipe de tus pensamientos —escucho murmurar a Aro—. Aunque esas criaturas se consideren licántropos, en realidad, no lo son. «Metamorfos» les encaja mejor. La elección de la figura lupina es pura casualidad. Podría haber sido la de un oso, un halcón o una pantera cuando se realizó la primera metamorfosis. En verdad te aseguro que estas criaturas no guardan relación alguna con los Hijos de la Luna. Únicamente han heredado esa habilidad de sus ancestros. La continuidad de la especie no se basa en la infección de otras especies, como ocurre en el caso de los hombres lobo.

—Conocen el secreto de nuestra existencia —espeta, irritado.

—También ellos son criaturas del mundo sobrenatural, hermano, y tal vez ellos dependan del secreto más que nosotros. Además, es difícil que nos expongan. Ve con cuidado, Caius. Los alegatos capciosos no nos conducen a ninguna parte.

—Deseo hablar con la delatora —anuncia Caius, dándose media vuelta para ver a la aludida—. Irina.

La mujer se acerca al tipo, luciendo asustada. Parece haber entendido el error que cometió al habernos acusado sin tener más pruebas que lo que vio.

—Has cometido un grave error en tus acusaciones, o eso parece —comienza el vampiro.

—Lo siento —responde Irina, tan bajo que a penas consigo oírla—. Quizá debería haberme asegurado de lo que vi, pero no tenía ni idea...

—Mi querido Caius —interviene Aro—, ¿cómo puedes esperar que ella adivinara en un instante algo tan extraño e improbable? Cualquiera de nosotros habría supuesto lo mismo.

𝗦𝗖𝗔𝗥𝗟𝗘𝗧𝗧 ๛ 𝗷𝗮𝘀𝗽𝗲𝗿 𝗵𝗮𝗹𝗲Donde viven las historias. Descúbrelo ahora