Freccia del destino [Gustoni]

Capítulo 15

"1817 palabras"

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Narra Horacio:

Habían pasado 2 horas desde que había dejado a Gustabo en su habitación, aún no se había despertado y eso me preocupaba.

Me enstaba preparando para ir a una fiesta en el casino, era una de esas fiestas en las que ibas con invitación o simplemente pagando para entrar, en mi caso, era la segunda opción.

Miré mi fondo de armario y no vi nada que llamara mi atención, todo lo tenía muy visto o los colores eran muy apagados y neutros.

- Pff... - bufé mientras miraba percha tras percha sin encontrar nada de mi interés.

Si estuviera Gustabo, le hubiera hecho elegir a él para así yo elegir el contrario.

¿Por qué?

Simple, Gus no tenía ni puta idea de moda, sino fuera por mi, estaría hecho un adefesio por la vida.

Abrí la otra puerta del armario y... ¡BINGO!

Había una camisa azul marino con botones blancos, los cuales combinaban a la perfección con mi cresta blanca, cogí la camisa de la percha y la junté con unos pantalones de vestir negros junto con unas zapatillas de plataforma blancas.

Me duché a una velocidad que ni flash y me puse la ropa que había elegido con anterioridad.

Me hice un fino delineado negro y me puse rimel en las pestañas me miré al espejo y sonreí con satisfacción.

Me acabé de arreglar y fui hasta la habitación de Gustabo, después de desmayarse lo tuve que cargar (casi arrastrando) hasta la ciudad para luego pedir un taxi camino a casa, al llegar a casa le cambié de ropa y le puse un pijama azul con nubecitas para que estuviera cómodo.

Salí de la habitación de Gustabo y agarré: las llaves, el móvil, la cartera junto a dinero metálico y las tarjetas.

Abrí la puerta de casa y la cerré tras salir de ella, respiré el aire fresco que corría por las calles a esta hora y empecé a caminar.

Saqué mis cascos inalámbricos y puse música, empezó a sonar "Take her name out of your mouth" de Crawlers.

- Fall asleep with a lighter in your hand - empecé a tararear la letra de la canción y metí las manos en mis bolsillos.

Narra Carlo:

Me desabroché el gemelo derecho de la camisa y luego el izquierdo, éste último con algo de dificultad, me arremangué la camisa y volví a coger la copa entre mis manos dando un trago en el proceso.

La música retumbaba en todo el casino junto el sonido de las tragaperras y la gente gritando por haber ganado o perdido en la ruleta.

El mayor grupo de gente se encontraba en las mesas de póker, ahí iban los ricachones de Marbella.

Llevé otra vez la copa a mis labios y saboreé aquel aquel líquido amargo, haciendo que mi garganta quemara en el proceso.

Un desagradable olor a vodka inundó mis sentidos y arrugué la nariz en señal de desagrado.

- Priviet - saludó el dueño de aquella asquerosa esencia.

- Hola - contesté seco, si tuviera una lista de enemigos, podría jurar que el rusito de los cojones estaría de los primeros, justo después de Hai, aquel alfa obsesionado con mi hermano.

- ¿Qué le trae por aquí? - preguntó aquella voz con acento marcado.

- No es de tu incumbencia - me acabé la copa de un trago y me levanté de la mesa en la que estaba sentado dejando al ruso con la palabra en la boca.