Capítulo 34

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"1108 palabras"

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5 días después...

El ambiente en la mansión de los Gambino era pesada, había cierta tensión en el aire y solo la presencia de cierto rubio podía aligerar el ambiente, que pena que este no se encontrara allí.

El plan se derrumbaba por momentos, a día de hoy ya deberían estar en otro país con identidades nuevas y viviendo una nueva vida.

Un día, eso era lo que quedaba para irse, ya había retrasado demasiado las cosas, su libertad pendía de un hilo y como les pillaran estaban jodidos.

- No podemos espelal más - dijo el chino mirando a los presentes en la sala.

- Solo un día, dame un día más - la voz de Toni salió en tono de súplica.

- Pony, no lo vas a encontlal - le miró con pena, todo el mundo sabía que aquel alfa italiano era una pequeña debilidad para el otro alfa - es más fácil encontlal una flol en la luna que a ese lubio -

- S-solo... - se le cortó la voz y una mueca de dolor se hizo presente en su rostro - dame un día - puso una mano en su costado derecho y se levantó del sofá.

- Bien, solo un día - suspiró cansado - ten cuidado, no quielo que te pillen ahola -

- Tranquilo - miró hacia un lado y vio a su hermano llegar a su lado.

- ¿Sabéis algo de...? - preguntó Carlo poniendo una mano en el hombro de su hermano.

- No sabemos nada - fijó sus ojos azules en los de su hermano.

Carlo bajó la mano del hombro de su hermano, derrotado.

No sabía nada de su omega desde hacía 3 días, había desaparecido sin dejar rastro, como si fuera una mísera mota de polvo que pudiera irse a otro sitio con facilidad.

- Voy a ir al almacén a por las cosas - su voz sonó apagada, sin vida y con un ápice de tristeza, tras esas gafas de sol se ocultaban unas grandes ojeras y unos ojos rojos por haber estado llorando como si fuera un niño pequeño que necesita a su madre para que lo consuele.

Salió de la habitación cabizbajo, Toni y Hai se miraron con lástima.

El sonido de la puerta se hizo presente, eso hizo que los dos alfas se tensaran.

¿La policía les había descubierto?

Y si fuera así, ¿Qué iban a hacer?

Narra Carlo:

Todo se estaba yendo a la mierda de una manera impresionante.

Un día tienes de todo, familia, amigos, dinero, fama, y al otro día no tienes nada de nada.

Aparqué enfrente del almacén y salí del coche, solo quería volver a mi queridísima Italia y no pensar en nada ni en nadie.

Un leve aroma a vainilla inundó mis fosas nasales.

No, él no podía estar aquí.

Tenía que haber sido cosa mía.

Ignoré aquel suave aroma e ingresé en el almacén, tenía cajas apiladas unas encima de otras, éstas estaban cubiertas por una fina capa de polvo.

Arrugué la nariz al sentir el olor de la humedad en el ambiente, era bastante desagradable ese olor.

Me acerqué a las cajas y las observé por encima.

Había un cargamento de pirulas, aproximadamente unas 100 o así.

En otra caja había dinero negro.

En otra más pequeña había cargadores.

Freccia del destino [Gustoni]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora