"2010 palabras"︿︿︿︿︿︿︿︿︿
Todas las rosas tienen espinas, aunque estas se camuflen entre la maleza de las hojas, pinchan y duelen. Algo tan bello puede hacer mucho daño, nunca debes confiarte de algo que a simple vista parece bello, y menos aún de la escritora que puede cambiar la historia en un chasquido, porque sí mi buen amigo, no todo son finales felices y menos en esta historia <3
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Los débiles rayos de sol entraban por el hermoso y gran ventanal de aquella mansión ubicada en Venecia (Italia).
Era pleno invierno, se notaba en el ambiente y las calles estaban llenas de nieve, había estado nevando toda la noche y todavía caían finos copos de nieve.
Los rayos de sol se mezclaban con el frío ambiente, dos jóvenes enamorados dormían profundamente en la comodidad de su nido, sus respiraciones eran calmadas y sus suspiros mezclados con leves ronquidos inundaban la habitación.
Un alfa de aroma a menta era despertado por la claridad, sus ojos pesaban y no tenía ganas de levantarse, estaba demasiado cómodo en aquella burbuja de paz y tranquilidad. Giró su rostro y se encontró con el de su bello omega, tenía los ojitos cerrados y la boca medio abierta, dejando que de ella salieran leves suspiros.
Toni sonrió enternecido por la escena y empezó a acariciarle su cabello rubio, mientras un ronroneo salía de los labios de aquel chico. El alfa soltó una pequeña risa e inhaló el suave y dulce aroma a chocolate con leche que expulsaba el menor. La mano del alfa se dirigió al vientre de 3 meses de su prometido, eso hizo que el omega se removiera y empezara a abrir los ojos.
Se fijó en uno de los colgantes que descansaban en el cuello del omega específicamente en el de la cruz. Aquel colgante que tenía un significado para ambos y una promesa de amor que llevar acabo, si, era aquel colgante con el que el alfa le había propuesto matrimonio.
Gustabo abrió los ojos con pereza y parpadeó varias veces acostumbrándose a la luz para después enfocar la vista en su alfa.
- Buenos días - dijo el mayor dejando un beso en la punta de la nariz del chico, el cual se sonrojo levemente y se tapó hasta arriba con las mantas.
- Buenos días - contestó el más bajo sacando un poco su cabecita por las sábanas de su nido.
El alfa iba a hablar pero la puerta se abrió de repente interrumpiéndolo. Toni gruñó a la persona que acababa de abrir la puerta y esta cerró la puerta dándose cuenta de su error al ver el nido.
¿Quién se creía para entrar como si nada en su nido y en el de su omega?
Estaba claro que aquel alfa asustadizo se iba a llevar una buena bronca y a lo mejor algún puñetazo de parte de nuestro italiano.
- ¿Qué fue eso? - preguntó el rubio abriendo los ojos de nuevo, al parecer no se había dado cuenta de que alguien había invadido su nido, cosa que agradecía el mayor.
- Nada, pequeño - dejó un beso en su frente y luego en la marca que los unía, este sonrió - Ahora vuelvo.
Os estaréis preguntando: ¿Cómo que marca?
Si, el alfa había marcado al pequeño omega hace un mes y medio. Cosa de la que ninguno de los dos se arrepentía.
El omega asintió y el alfa se levantó del nido intentando no arrugarlo mucho, según se separó de él, vio como su omega abrazaba una almohada y se volvía a quedar dormido.
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Freccia del destino [Gustoni]
FanfictionGustabo y Horacio siempre han vivido en Los Santos, nunca se han dado el privilegio de tomarse unas vacaciones hasta el día de hoy. 3 meses son los que tienen ambos omegas para descansar de toda la presión del trabajo que les ocasiona el FBI. Pero...