Freccia del destino [Gustoni]

Capítulo 32

"1572 palabras"

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La policía vigilaba con cautela el banco, no despegaban la vista de aquella estructura en el que se estaba cometiendo el mayor atraco a nivel económico de la ciudad.

- Vosotros por la izquierda - señaló a dos policías - y nosotros por la derecha, yo negocio - dijo el comisario de barba.

- Negocio con usted - se acercó Horacio al comisario.

- No hace falta, podría ir... - fue interrumpido por el omega.

- No le estaba dando opción de elegir - empezó a caminar hasta la pared cerca del banco.

- ¡Señores! - gritó el el alfa al lado del de aroma ahora camuflado de vainilla - en breves sonará el teléfono que se encuentra en la recepción principal, nos comunicaremos por allí - anunció.

- ¿Teléfono? - preguntó confuso - que yo sepa siempre se ha negociado gritando a pleno pulmón - comentó el de cresta tapada.

- Leyes nuevas - se encogió de hombros y marcó el número del banco.

Un tono...

Dos tonos...

- Buenas - contestaron por la otra línea, Horacio sonrió por debajo de la mascarilla al reconocer a aquella voz.

- Al habla la policía, está hablando con el comisario Rodríguez - puso el móvil en altavoz para que el agente del FBI pudiera escuchar también.

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Narra Toni:

El atraco estaba llegando a su fin, aún notaba un pequeño pinchazo en mi corazón pero poco a poco iba disminuyendo aquel dolor.

Habíamos hecho recuento de botín, 1 millón de euros en efectivo era lo que teníamos en aquellas 5 fundas de tela italiana con las que estaban confeccionadas las bolsas.

Un gran botín, a decir verdad.

El cual tendría que ser repartido entre: Hai, Igor, Carlo, José, Salinas, Horacio, Gus y yo.

Miré mi alrededor, me faltaba algo o más bien alguien...

Hacía varios días que no veía a mi omega y eso me angustiaba.

Si, mi omega.

Pero eso no es lo importante.

- Ya debería estar conectado en radio - pensé, iba a preguntar por aquel objeto pero la voz del chino me sobresaltó.

- Negocia Pato - informó el de aroma a Whisky.

[...]

(Negociación)

- Por el primer rehén quiero huida limpia - informó el rubio cenizo.

- ¿Qué entiende usted por huida limpia? - preguntó el policía - porque podemos tener distintas formas de verlo -

  - No obstáculos, no cajas, nada de códigos 100 ni de bloqueos, no pinchos y no disparar a las ruedas a menos que hagamos algo muy ilegal - contestó el italiano recargado contra el mostrador.

- Que yo sepa... - una voz dulce se hizo presente del otro lado - robar un banco no es muy legal -

- Tampoco es muy legal la hermosura que te cargas y yo no te veo detenido - coqueteó el mayor.