Capítulo 30

432 47 31
                                    


"1231 palabras"

︿︿︿︿︿︿︿︿︿

Mañana era el gran atraco a banco central, por lo que hoy a la noche era la cita que tendría alfa y omega...

El omega no sabía nada del sitio en el que tendría lugar la cita ya que únicamente tenía la ubicación, ésta no le sonaba de absolutamente nada.

Gustabo todavía no había procesado del todo la noticia que le habían dicho hace unos días.

¿Cómo iba a decírselo al padre si ni siquiera se lo creía él?

Aún tenía tiempo para pensarlo, o eso creía...

Narra Gustabo:

Estaba nervioso, demasiado nervioso.

Okay, cálmate Gustabo.

- ¿Cómo vas? - apareció el de cresta por detrás del marco de la puerta.

- Yo diría que bien - respondí echando mi cabello hacia atrás pero siempre estaba el típico mechón rebelde que no se quería acomodar.

- Sabes - se recostó sobre el marco - no me da muy buena espina esa "cita" - hizo comillas con los dedos a lo que yo rodé los ojos.

- Por favor, ¿Qué es lo peor que puede pasar? - me reí frente el espejo.

Pobre omega, iba a conocer las consecuencias de recitar aquella frase.

[...]

Me miré una última vez al espejo, iba vestido con unos vaqueros negros rotos, una sudadera blanca de nike y unas zapatillas blancas simples, no quería arreglarme en demasía para la cita.

Faltaban 2 horas para la cita.

Si, me había preparado 3 horas antes no me juzguen.

- ¿No te dijo nada más? - interrogó Horacio mientras le daba un bocado a un cupcake.

- No, desde que mandó el mensaje no dijo nada más - le robé el cupcake y le di un mordisco.

- ¡Oye! - se quejó - ¡Mi cupcake! -

- Tenía hambre - me reí.

- Esto no es muy real food de tu parte - se cruzó de brazos indigando.

- Calla, te compraré otro - le di un último mordisco al cupcake.

- Hablemos - se sentó sobre la encimera de la mesa.

- Hablemos - me senté sobre el taburete que estaba a su lado.

- ¿Cuándo le vas a decir? - puso ambos codos en sus rodillas y apoyó la cabeza en las palmas de sus manos, clavando su mirada en mí.

- No lo sé, pero hoy no - le miré de la misma forma - no quiero arruinar la noche con una tontería -

- No es una tontería - suspiró - vais a ser padres, eso es un gran paso -

- Ya lo sé - medité un segundo antes de seguir hablando - pero me da miedo que se vaya -

- No creo que se vaya - puso una mano en mi hombro - a menos que quiera morir -

- ¡Horacio! - le di un golpecito en el brazo.

- ¿Qué? - se rió - es verdad, y el balazo no se lo daría yo -

Ignoré lo último dicho y bostecé, últimamente me encontraba más cansado, supuse que era normal, después de todo estaba esperando un cachorro.

[...]

Las 21:45 marcaban en el reloj, hora de irse.

- Me voy - anuncié desde la puerta de la entrada.

Freccia del destino [Gustoni]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora