Capitulo 1

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Pov Beatriz.

- Para su alivio y mi infortunio, renuncio a usted.

Esas palabras se clavaron en mi corazón con una fuerza que el segundo que Don Armando se tardó en dar la vuelta para salir de la oficina se hizo eterno.

¿Qué hacer? ¿Qué hacer cuando el miedo paraliza tu corazón. Cuando la cobardía te exige que dejes escapar la oportunidad que tu alma desea con desesperación?

¿Qué opción elegir? ¿Ser valiente y seguir a mi corazón desesperado por una caricia suya o ser cobarde, muy cobarde y escapar de esos ojos que me miran como nunca me miraron.

- ¡Doctor! – digo con un hilo de voz antes de que abra esa puerta que nos separa del resto del mundo – necesito que me escuche por favor.

Gira lentamente, se acerca y toma asiento en frente a mi escritorio, su mirada está totalmente apagada, siento un nudo en el pecho de solo pensar que ese dolor inmenso que está sintiendo es por mi culpa.

- Beatriz, yo la escucharía cada segundo del resto de mi vida- dice intentando regalarme una pequeña sonrisa.
No puedo evitar sonrojarme y sentir como el suelo de mi oficina desaparece, desaparece el techo, desaparece la torre de papeles pendientes, los muebles, solo estamos él y yo.

- Necesito pedirle perdón por...

- No Beatriz, usted no tiene que pedirme perdón- dice interrumpiendo lo que hace semanas quiero decirle.

- Por favor doctor, necesito que me escuche, sabe que para mí no es fácil expresar lo que siento, necesito que no me interrumpa – el asiente con su mirada clavada en mis ojos, parece que estuviera intentando no pestañar, como no queriendo perder ni un segundo su mirada en mí, ¡Dios!, esa mirada, como la extraño.

- Sí, quiero y necesito pedirle perdón- continúo, tratando de organizar mis ideas y ser lo más clara posible- perdóneme por haber sido tan distante, tan indiferente con usted, por no haber querido o mejor dicho, no haber podido enfrentarme a nuestro pasado. Fue muy doloroso para mí y ese dolor es quien me impidió tomar otro tipo de decisiones.

El me mira como intentando traspasar mi cuerpo hasta llegar a mi alma y aclarar todas las dudas que está teniendo justo ahora.

No sé bien como continuar, suspiro lentamente para evitar que mis nervios me impidan hablar y cuando él está a punto de interrumpirme continúo.

- Perdón por haber dejado que mi miedo lo siga mirando con desconfianza, cuando mi corazón creía en cada una de sus palabras – apenas termino de decirle eso y pequeñas lagrimas comienzan a caer por sus mejillas- creo con todo mi corazón que usted es totalmente honesto conmigo, sé que el amor que me demostraba era verdadero, sé que nuestro amor fue de verdad y quiero que lo sepa, no puedo más con ésta situación- digo con un hilo de voz mientras un montón de lágrimas se agolpan en mis ojos como pidiendo permiso para salir- necesito que sepa que lo único que quiero es la vida es tenerlo a mi lado, por favor doctor no se vaya, lo necesito conmigo, a pesar de toda nuestra historia, a pesar de todo el dolor que atravesamos, los momentos más felices de mi vida lo pase junto a usted. Nuestra historia no puede terminar así.

Las lágrimas no dejan de caer por sus mejillas, pero su expresión no ha cambiado, quiero creer que mis palabras no llegan tarde, quiero creer que la oportunidad que tanto me pedía todavía sigue en sus pensamientos, necesito con todas las fuerzas de mi corazón que todavía quiera amarme.

El sonido de unos golpes en la puerta nos saca de nuestra burbuja, nos regresan a la rutina de Ecomoda.

- Si Aura María- digo mientras intento borrar el rastro de lágrimas de mi rostro.

- Ay perdóneme pero es que tengo a alguien en la línea que necesita hablar con usted.

- ¿Quién?

- He sí, es que es Don Michel.

- Pásemelo que ya lo atiendo- Aura María cierra la puerta, mientras comienza a sonar el teléfono y lo tomo para contestar Don Armando me hace señas que me deja hablar sola, le pido que se quede que solo será un momento.

- Hola Don Michel, disculpe que no lo llamé, es que tuve un día complicado.

- Buenos días Betty, pues me imaginé por eso la llamaba, y dígame, ¿ya tomó una decisión con respecto a mi propuesta? yo estoy saliendo de Bogotá por la tarde y si su respuesta es la que yo espero quisiera que partiéramos juntos.

- La verdad que agradezco mucho que me haya tenido en cuenta para semejante oferta de trabajo pero lamentablemente voy a rechazarla, he decidido quedarme en Bogotá- Don Armando sigue mirándome sin ningún tipo de expresión, ¿estaré haciendo lo correcto?

- Entiendo, entiendo Beatriz, ¿esta decisión es solo por la empresa o tiene que ver con lo que pasó anoche en el bar?

- Mire, he decidido quedarme porque yo asumí un compromiso con Ecomoda y quiero respetarlo, también porque Bogotá es mi lugar es mi casa, aquí están mi familia y mis amistades y si, también tiene que ver con lo que paso en el bar- Don Armando ahora si comienza a mostrase inquieto, expectante a mis palabras- me di cuenta que cuando uno es protagonista de una historia de amor tan arrodallodora no puede darse por vencido tan fácilmente, y si, espero que el amor de mi vida pueda darme otra oportunidad y perdonar mis defectos y debilidades- Don Armando se levanta y comienza a caminar por la oficina, tengo terror cada vez que se acerca a la puerta, no quiero que se vaya, necesito terminar esta llamada.

- Comprendo, ya sabe Beatriz que mi propuesta sigue en pie, en cualquier momento puede aceptarla.

- Gracias Michel, muchas gracias y hasta luego.

Me levanto y doy unos pasos mientras él me mira con un precioso brillo en sus ojos pero sin decir ni una palabra.

- Supongo que por su silencio, mis palabras llegaron tarde- no creo poder aceptar que tal vez no vuelva a tenerlo conmigo.

- Betty- me dice mientras se acerca a mi muy despacio, sin sacarme la mirada de mis ojos- mi Betty, usteded pudiera haberme buscado dentro de 20 años y no sería tarde, porque el amor que siento por usted nunca va a desaparecer.

Al fin la distancia entre los dos se ha acortado, con sus manos comienza a acariciar mi cabello tímidamente, toma mis mejillas y apoya su frente en la mía, tratando de disfrutar cada instante de nuestro reencuentro, sonríe tan dulcemente.


Nuestra historia. Armando y Betty.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora