Capítulo 13

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Pov Armando

Voy hasta el equipo de música, comienzo a buscar entre mis discos la canción que quiero poner, se que está por aquí, necesito encontrarla, quiero que Betty la escuche.

Después de algunos minutos al fin la encuentro, la canción comienza a sonar, me acerco al sillon y extiendo mi mano.

- ¿Me acompañaría a bailar esta pieza mi primer amor, mi único amor?

Toma mi mano poniéndose de pie, la tomo de la cintura y la acerco a mí. Conduzco sus manos hasta mi cuello, con una mano acerco su cadera a la mía mientras la otra da pequeñas caricias por la extensión de su espalda.

-Solo tiene que dejarse llevar, no piense, míreme y siga el ritmo de la música.

Con un poco de duda comienza a imitar mis movimientos.

-Escuche la letra Betty, cuando usted se fue, yo me dedique a visitar bares, a beber como un loco, un día escuche esta canción, me hacía feliz porque todo lo que dice me recordaba a usted, pero sentía tanto dolor por no tenerla conmigo y no poder decirle que usted es y será mi primer y único amor.

Recuesta su cabeza en mi pecho mientras la canción sigue sonando. La siento estremecer con cada caricia, su cuerpo reacciona a mi con la misma intensidad que el mío reacciona a cada roce de sus dedos en mi cuello.

La misma idea de ti hace
que mi corazón cante
Como una brisa de abril
En las alas de la primavera
Y tú apareces en todo tu esplendor
Mi único amor

Las sombras caen
Y esparcen sus encantos místicos
En el silencio de la noche
Mientras estás en mis brazos
Siento tus labios tan cálidos y tiernos
Mi único amor

El toque de tu mano es como el cielo
Un cielo que nunca he conocido
El rubor en tu mejilla
Cada vez que hablo
Me dice que eres mía

Llena mi corazón ansioso con
Tal deseo
Cada beso que das
prende fuego a mi alma
Me entrego en dulce rendición
Mi único amor

-Hay momentos en los que siento tanto miedo Armando- la música ha dejado de sonar y ella se aferra a mí con sus pequeños brazos.

-¿Por qué mi vida?

-No lo se, cuando realmente me pongo a pensar en todo lo estamos viviendo, estos días han sido tan maravillosos, tan perfectos. Siento terror que algo pueda salir mal, no podría soportarlo, ya no podría vivir sin sentir esto que siento aquí cuando lo tengo cerca- confiesa mientras lleva mi mano a su corazón.

- Mire Betty yo no puedo asegurarle que todo va a ser felicidad porque seguro tendremos problemas que afrontar pero lo que si le aseguro es que siempre lo haremos juntos, aveces me gustaría encontrar la forma perfecta para que usted comprenda la magnitud del amor que le tengo, para que no tenga miedo, para que no dude.

- Yo no tengo dudas mi amor, solo es que siento que si algún día dejara de tenerlo conmigo no podría continuar.

La abrazo fuerte mientras le doy besos por todo el rostro, el cuello, la boca, el cabello.

- Jamás podría alejarme de usted mi vida.

Ahora es ella quien toma mi cara, mientras se pone en puntitas de pie para tener un mejor acceso a mi frente, mis mejillas mi nariz, se detiene en mi boca y empieza a besarme muy lento, toma uno a uno mis labios, los chupa, saborea, da pequeños mordiscos, trato de contenerme para que haga lo que desee conmigo.

Milimétricamente introduce su lengua, al encontrarse con la mía se desata una frenética danza entre ellas, no logro seguir contendindome, la beso con ansiedad, con ferocidad, mis manos recorren todo su cuerpo mientras la voy despojando de sus prendas, aún no he podido arrebatarle la ropa interior, con sus pequeñas manos desprende mi pantalón haciéndolo caer a mis pies, me toma de la mano para que la siga hasta el sillón, hace que me siente y a continuación su hermoso cuerpo se coloca a horcajadas sobre el mío.

No puedo más con el deseo de volver a tener sus pechos a mi alcance, le desabrocho el sujetador mientras ella me ve directamente a los ojos. Beso toda la piel alrededor de sus senos, dejándole rastros húmedos. Me acerco a su pezón y con la lengua lo rozo una y otra vez, su espalda se arquea, dándome un mejor acceso para besarlos desesperadamente, sus gemidos son la gloria, me excita extremadamente ser yo el dueño de su placer.

La atraigo a mí para acercarme a su boca, no puedo pasar demasiado tiempo alejado de ella, pero antes de llegar a besarla se para frente a mí, se da vuelta y comienza a bajarse las bragas dándome una visión privilegiada de su trasero perfecto.

- Betty, usted me mata, siento que muero al verla así.

- No se muera Doctor que esto recién comienza.

A pesar de tener poca experiencia cada cosa que hace me vuelve loco, que se desnude para mí, que me deje verla me desquicia de placer.

Se voltea hacia mi, completamente desnuda y vuelve a sentarse sobre mí, pero esta vez colando una mano en mi boxer en busca de mi miembro, lo toma y de a poco comienza a introducirlo en su intimidad.

Baja suave, lento, hasta llegar al punto más profundo de nuestra unión, me toma de los cabellos y comienza a besarme con la misma profundidad, despacio como sus movimientos, sube y baja tan lento que creo poder sentir la textura de su interior como nunca antes lo había sentido, la abrazo fuerte hacia mí mientras unas lágrimas comienzan a caer por mis mejillas, ella se da cuenta.

- ¿Está bien mi amor?

- Nunca fui tan feliz, nunca sentí esto, te amo Betty.

- Te amo Armando.

Sus movimientos comienzan a tomar velocidad, y así, sintiéndonos en la cumbre de la felicidad llegamos al orgasmo más intenso de nuestras vidas.

Nuestra historia. Armando y Betty.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora