Capítulo 34

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Pov Beatriz

Poco a poco voy descubriendo cosas de mí que no conocía, nunca hubiera imaginado que me atrevería a hacer las cosas que hago con Armando.
Debo admitir que me encanta la sensación de placer que experimento al tenerlo a mi dominio, verlo gemir por mí, sentir como su cuerpo se retuerce de placer ante cada caricia me encanta.
Pero más allá de hacer esto por lo que provoca en mí, decido avanzar porque quiero que Armando sienta que no es necesario que siempre esté dispuesto a limitar su placer con tal de hacerme gozar a mí, que no siempre debe encargarse de todo el trabajo, quiero que se sienta amado, que pueda relajarse y disfrutar sin pensar en nada más.
Me recuesto en su pecho, escucho como sus latidos comienzan a serenarse. Nos quedamos unos minutos así, en silencio, disfrutando de nuestra cercanía.

- Betty, por esto es que a veces tengo que detenerte, quiero que también puedas disfrutar.

-¿Y por qué supones que no lo he disfrutado?

- Betty... Porque yo he tenido uno de los orgasmos más increíbles de mi vida y tu no.

-Armando, aprende a disfrutar de estos momentos, déjate querer, no necesito que siempre estés dispuesto a hacer todo para mí, quiero que comprendas que yo también quiero darte momentos como éstos, en dónde solo tengas que preocuparte por sentir lo que te provoco, tenemos muchísimo tiempo por delante para amarnos de todas las formas posibles y créeme cuando te digo que lo he disfrutado muchísimo.

- Betty es que tú vas a matarme de amor con las cosas que haces por mí.

- Y tú a mí mi amor, jamás me hubiera imaginado encontrarme con todo lo que preparaste para mí.

- Solo quería que te sintieras cómoda aquí y que disfrutáramos de la cena, aunque quedara a medio comer.

- ¿Será que podemos retomarla? De verdad que muero de hambre.

-Ya mismo doctora, solo déjeme alcanzarle su camisa que no podría comer con usted desnuda en frente mío.

-Tú también Armando, no tendrás una idea lo que me provoca tu pecho desnudo.

- ¿Cómo así doctora? por qué no me cuenta.

-No Armando, detente, no digas nada más que de verdad quiero terminar la cena.

Tomo mi camisa y aún sin ponérmela salgo corriendo al comedor, me visto a toda velocidad mientras Armando aun me mira desde la cama. Coloco los filetes en un plato para calentarlos unos minutos en el microondas. Un minuto después está listo.

-¿Te ayudo mi amor?

-Solo ve a sentarte, ya está listo.

-Betty, es que no quiero que se quede con todos los créditos por esta deliciosa comida.

-No se preocupe Doctor, jamás nadie se enterará de esto, ahora creo que es momento de que me cuente por qué decidió cocinar si no tiene ni idea de cómo hacerlo.

-Como ya le dije mi amor, quería sorprenderla, decidí ir al mercado, creía que allí me iluminaria y se me ocurriría que cocinar, pero no pasó, por eso decidí llamar a Camila, ella es la única persona de mi familia que cocina y pensé que podría darme algunos consejos, me dijo que comprar y cuando llegue a casa la puse en el altavoz y me fue diciendo que hacer.

-No puedo creer que hayas hecho todo eso, quien diría, el doctor Mendoza pidiendo indicaciones para cocinar.

-Pues déjame decirte que mi hermana estaba muy orgullosa de mí, pero me obligo a prometerle que cuando venga a la boda debo cocinarle a ella.

-Me parece perfecto mi amor.

-Hablando de la boda, creo que debería contarles a mis papás mañana mismo, tal vez podamos reunirnos con ellos en el almuerzo.

Nuestra historia. Armando y Betty.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora