Capítulo 11

1.8K 117 39
                                    

Pov Beatriz.

Recorrería el mundo entero en sus brazos, hoy es solo el camino a la ducha, sé que es lo que tiene en mente, jamás me he duchado con alguien, pero con solo pensar en hacerlo con Armando me excita demasiado, mientras con delicadeza me lleva hasta el baño comienzo a besar su cuello, dejo rastros húmedos hasta el lóbulo de su oreja, la mordisqueo y chupo con tanto esmero que el comienza a sentir los efectos.

- Mmm Betty me va a volver loco pero loquito.

- Usted me vuelve loquita a mi vida- sé que le gusta que lo llame de esa manera y me fascina decirle así porque es mi vida, es mi amor, es mi todo.

Entramos al baño, me sienta sobre el mesón mientras comienza a desprender los botones que lo separan de mis pechos, con su mano derecha toma mi cuello como tantas veces lo ha hecho, saborea mi boca, la humedad de su lengua me hace temblar de deseo, su mano izquierda con desespero se adueña de mis senos, yendo de uno a otro con desesperación.

Siento la urgente necesidad de tocarlo, sentir su piel, su deseo entre mis manos. Acaricio sus pectorales, bajando por su abdomen, siento el inicio de su pantalón en las yemas de mis dedos, no puedo detenerme aquí, quiero seguir. Paso tímidamente por encima de su erección.

- Mmmm- el clamor que necesito para continuar.

Comienzo a acariciar la extensión de su miembro, de arriba hacia abajo, Armando se ha quedado quieto, disfrutando de la Betty más atrevida, solo se escuchan sus exclamaciones dentro de la habitación, me encanta ser la protagonista de su goce, me atrevo un poco más, mientras una mano toma el borde de su pantalón la otra se cuela hasta llegar a su intimidad, tan perfecta, suave y rígida a la vez, la rodeo con mi mano y no logro contener los gemidos que está nueva sensación me provoca.

- Haa Betty, con solo unas caricias me vuelve loco, vamos a la ducha mi amor que necesito alargar este momento.

Me ayuda a bajar mientras se deshace de las prendas que aún separan partes de nuestra piel, abre la regadera y me invita a pasar con él. Coloca jabón líquido sobre una esponja y comienza a acariciar con ella cada centímetro de mi cuerpo, primero mi cuello, siguiendo por mis brazos, luego mis pechos, en este último lugar lo hace con mayor esmero, con la misma intensidad continúa bajando, circularmente por mi abdomen, por la parte interna de los muslos hasta llegar a los pies, retrocede sobre sus pasos tan lentamente que siento la piel arder con cada caricia.

Tomándome de los hombros me gira para ahora encargarse de limpiar mi espalda, mis glúteos, mi respiración cada vez más agitada, mi piel tiembla con cada roce de sus manos, se abraza a mí, mientras con una mano toca mis pechos con la otra baja hacia mi intimidad masajeándola con movimientos circulares, si eso era el cielo, sentir su erección en mis glúteos era el paraíso, jamás había sentido tanto placer y eso era solo el comienzo, jamás nadie me habia tocado de esa manera, ni yo misma me habia atrevido a tanto con mi propio cuerpo. Con suma dulzura separa mis piernas y desde esa posición fue entrando lentamente en mí, los gemidos sonoros de ambos retumbaron entre las cuatro paredes de esa habitación del placer.

Las piernas comienzan a templarme, apoyo las manos en la pared para poder seguir manteniéndome en pie, él se da cuenta de eso, me toma fuertemenre entre sus brazos, entra y sale de mi con tanto frenesí que cuestión de minutos llegamos a la cumbre del placer, no puedo seguir sosteniendome en pie, me envuelve en una toalla, me carga hasta la cama, con la toalla recorre cada rincon de mi cuerpo secando cada gota de agua que resbala por él, hace lo mismo con el suyo mientras lo observo, su cuerpo es perfecto, su piel dorada, sus musculos bien marcados me hacen estremecer, termina y se acuesta a mi lado abrazándome con fuerza.

- Sin permiso, apoderándose de lo poco que quedaba de mí, así ha llegado usted y jamás voy a soltarla.

- No me suelte armando, no concibo la vida sin tenerlo conmigo.

Nuestra historia. Armando y Betty.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora