Capítulo 4

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Pov Armando

¿Qué tiene esta mujer que con una pequeña sonrisa hace que me olvide del mundo?

Me sentí lleno de ira cuando Daniel la trató de ese modo, quise salir corriendo y matarlo, pero en cambio mi Betty me da una sonrisa como una ofrenda de paz, como un hilo a la realidad, a la realidad de sus ojos que brillan como la primera vez que nos besamos, como cuando hicimos el amor, ¡como quiero hacerle el amor! ¡Dios voy a volverme loco!, tan metido estaba en mis pensamientos que apenas logre escuchar que Marcela quería hablar conmigo y Betty nos dejaba a solas.

Quiero correr tras ella, pero también se que Marcela ha hecho un esfuerzo sobrehumano para defendernos ante Daniel, sé que a partir de ahora tenemos que llevar una relación lo mas cordial posible.

-Dime Marcela, ¿de qué quieres hablar?- dije, tratando de no mostrar mi ansiedad por escabullirme a la oficina de nuestra hermosa presidente.

-Quiero saber si la decisión que tomaron de quedarse es porque están juntos, no voy a discutir más contigo, solo necesito saberlo- el dolor que muestra en sus ojos cuando dice esto se me clava en el pecho como un puñal, se que nuestra relación no fue perfecta, tormentosa la mayoría del tiempo, pero eso no quita que me sienta terriblemente mal por haberle hecho tanto daño.

-Si Marce, Betty me pidió que me quede, quiere que nos demos otra oportunidad- le digo con un tono totalmente neutral, no quiero demostrar la excitación y la felicidad que siento al decir eso, no quiero que sienta más dolor del que siente, si eso es posible.

-Mira Armando, sé que el amor no puede ser egoísta, te amé y te amo demasiado, y por eso quiero tu felicidad, aunque no sea a mi lado. Sé que Beatriz logró despertar todo el amor que tienes dentro, se merecen la felicidad después de tanto dolor, con esto que te estoy diciendo no quiero que creas que ya superé lo nuestro, solo que sé que es el momento de apartarme, sé que dolerá, pero espero que no sea por mucho tiempo- Marcela Valencia abriendo su corazón y dando el acto de generosidad mas grande que alguna vez haya visto. Me emociona hasta las lágrimas.

-Marce, perdóname por haberte hecho tanto daño, por no haber sido el hombre que debería, te mereces lo mejor y creo profundamente que vas a encontrar al hombre que te ame como te mereces- le digo mientras trato de recuperar la voz.

-Gracias- susurra y sale de la sala de juntas, no puedo creer como en unas horas todo esta volviendo a su cauce.

Entro rápidamente en presidencia, pero Betty no esta allí, me dispongo a salir a preguntarle a Aura María si sabia donde había ido cuando escucho un sonido que proviene del hueco, abro la puerta sigilosamente y la veo, se encuentra en su escritorio con los codos apoyados en él, con sus manos tapa su cara, está llorando, se me estruja el corazón cada vez que la veo llorar, no lo soporto, de pronto siento tanto miedo, ¿se habrá arrepentido?

-Betty ¿Qué le pasa? Por favor no llore, no más- digo suavemente para que no se asuste al saber que estoy allí. Saca las manos que tapan su hermoso y empapado rostro, me dedica una sonrisa que me tranquiliza.

-No se asuste Dr. Aunque no parezca, estoy bien- dice tratando de que los sollozos no corten su voz- solo sentí la necesidad de sacar todo lo que tengo adentro desde que regresé, ¿sabe que cuando volví me prometí no volver a llorar por usted? - me dice mientras trata de borrar el rastro de sus lágrimas.

-¿Así? Betty yo no quiero ser la causa de su llanto nunca más, me duele demasiado verla así- le confieso tratando de evitar ponerme a llorar yo también.

Mientras se para y se va acercando a mi dice – lloro porque al fin puedo dejar ir el dolor que sentía por no tenerlo a mi lado, y lloro por usted, otra vez, como tantas, pero es un llanto que pensé que jamás iba a sentir, lloro porque soy feliz, porque lo tengo aquí a mi lado otra vez y porque ahora no lo dejaré ir- desde que me pidió que no me vaya me ha dicho tantas cosas hermosas, se ha mostrado vulnerable mostrándome todo lo que siente en su corazón, estoy totalmente agradecido y mas enamorado que nunca, se que le cuesta mucho mostrarse y se lo agradezco tanto.

-Y también lloro porque estoy muy enojada- continúa, y es ahí donde me pongo un poco nervioso.

- ¿Cómo así Betty? ¿Qué hice ahora? - mi felicidad está destinada a durar poco.

-Estoy extremadamente enojada-dice mientras mira su reloj- hace mas de una hora que nos reconciliamos y todavía no me ha dado un beso- después de decir eso se queda con una expresión de niña haciendo pucheritos porque no recibió el regalo que le pidió a Santa. Me vuelve el alma al cuerpo, me alivia que esté tan desesperada como yo por volver a besarnos.

-Ay mi doctora me asustó, pero sabe que eso tiene una solución- digo mientras acorto la poca distancia que nos separa, tomo su rostro con mis manos, dándole pequeñas caricias, beso su frente y cada una de sus mejillas, luego suavemente apoyo mis labios sobre los de ella, sin realizar ningún movimiento, necesito poner pausa y sentir esto por siempre, me separo, abrimos nuestros ojos, nos miramos como tantas veces lo hicimos, me toma por la corbata y me acerca nuevamente a ella, despacio va moviendo sus labios, invitándome a acompasarme a ese baile tan sensual que hace con su boquita carnosa, poco a poco introduzco mi lengua para encontrarme con la suya, nos saboreamos con tanta pasión que me falta el aire, nos separamos para respirar, ella me abraza colgada a mi cuello con tanta fuerza como queriendo todos los abrazos que no nos dimos en este largo tiempo. Se separa lentamente, pero sin soltarme.

-Lo amo tanto Dr. lo amo más que a mi propia existencia, lo necesito así, siempre cerquita mío para poder seguir viviendo, cuando no está a mi lado siento que no puedo respirar, que el mundo cae sobre mi.

-Betty, yo me sentí así cada segundo desde que usted fué de mi lado. La amo, la amo, la amo- la abrazo con fuerza y la acerco a mí, bien pegaditos como quiero pasar el resto de mi vida.


Nuestra historia. Armando y Betty.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora