Pov Beatriz.
El encargado del edificio me permitió subir, Armando ya le había avisado que a partir de hoy viviré con él, a pesar de eso todavía me cuesta creérmelo, me encuentro al frente de su puerta sin saber muy bien que hacer, cuando me dejó en casa de mis papás me entregó las llaves para que pueda entrar sin necesidad de timbrar, pero no me animo a hacerlo, siento como si estuviera invadiendo su espacio, su lugar, como si todavía faltara tiempo para que pueda transformarse en nuestro hogar, espero poder hacerlo en algún momento, tal vez sea buena idea buscar una casa para comenzar nuestra vida juntos, siento que este apartamento tiene demasiados fantasmas, sobre todo el de Doña Marcela, se que no debería pensar en ella, pero no puedo evitar sentir que todo lo que toco y lo que veo fue tocado y visto por ella antes que yo. Me siento como una extraña invadiendo un espacio de alguien que lo sintió propio por tanto tiempo, lo mismo que sentí cuando Armando me besó por primera vez. Esa terrible sensación de quitarle algo tan preciado a alguien, como si no fuera estúpido pensar que una persona pueda ser propiedad de otra.
Toco el timbre pero nadie responde, tal vez salió a comprar algo, intento de nuevo, escucho algo de música detrás de la puerta, tal vez está en el cuarto y no me oye, decido entrar, apenas abro la puerta me quedo embobada con el ambiente que ha creado, suaves notas de jazz invaden la sala, un enorme ramo de rosas blancas sobre la mesa que ya se encuentra preparada para la cena, velas por todos lados aromatizando el ambiente con notas de jazmín.
Voy hasta la cocina, lo que veo me hace sonreír, Armando echo un lio entre un montón de recipientes, totalmente concentrado en la tarea que está intentando realizar, tiene la camisa arremangada, los dos primeros botones desprendidos dejando ver parte de su pecho.
-Hola mi amor, ¿necesitas ayuda? - se sobresalta, no me había escuchado entrar.
-Hay mi vida eres tú, ¿por qué timbraste? - porque soy una tonta.
-No lo sé, sentí que estaba invadiendo tu espacio.
-Betty ¿acaso no te he dicho suficientes veces que amo que estes aquí conmigo?, no quiero tener más nada en la vida que no sea compartido contigo- me saluda con un piquito, tiene las manos ocupadas con utensilios de cocina que no estoy segura que sepa utilizar.
-Si, lo sé, solo necesito acostumbrarme y creo que voy a hacerlo muy rápido, me encanta que me recibas así- aprovecho para tomarlo de la cara y darle un beso un poco más decente.
-Quería que tuviéramos una velada especial, nuestra primera cena aquí como prometidos.
-Me encanta como suena eso- el pitido del horno lo hace volver al trabajo.
-Por favor doctora necesito que pase al comedor que en un instante estoy con usted.
-¿No necesitas ayuda?
-No mi amor déjame consentirte, ve a sentarte.
Después de unos minutos un Armando visiblemente agotado pero orgulloso de su hazaña llega con dos platos en la mano.
-Mmm que delicioso huele mi amor.
-Solo espero que sepa bien, bueno Betty usted va a probar el primer platillo que he cocinado en mi vida, un filete de ternera acompañado de una ensalada verde.
-Me halaga doctor- me sorprende lo delicioso que se ve el platillo.
-Mi amor sea completamente honesta- se dedica a observar cada gesto que hago al llevarme el primer bocado a la boca.
-Se lo juro... déjeme decirle que está definitivamente exquisito, mi amor tienes mano para la cocina- honestamente no le tenía nada de fe.
-De verdad, ¿tú crees?
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Nuestra historia. Armando y Betty.
RomanceCuando Armando decide dejar de insistir con Betty y salir de ecomoda, ella en ese instante de duda reacciona y toma la decisión de luchar por su amor. Ésto sucede antes de que Marcela hable con Betty, siempre pensé que Armando se merecía que Betty p...