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Nervios, jamas había sentido tantos nervios como como el día anterior, al tenerla tan cerca de mi, el aliento chocaba conmigo, chocaba en mi boca, en un hormigueo raro, hormigueo que llego hasta mis dedos

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Nervios, jamas había sentido tantos nervios como como el día anterior, al tenerla tan cerca de mi, el aliento chocaba conmigo, chocaba en mi boca, en un hormigueo raro, hormigueo que llego hasta mis dedos.

Nadie en la familia estaría feliz, después de semejante desastre que había provocado Mirabel, mas tenia que ser optimista, cubierto hasta la cabeza con la sabana cuando la puerta se abrió de golpe, y la sabana fue arrancada con agresividad.

—¿QUE ESTABAS HACIENDO AYER ANIMAL?—. Pregunto Carlos tirando de mis pies hasta hacerme caer de la cama.

Ya se había tardado, el día de ayer no había dicho nada cuando nos vio en ese jardín, no me había dirigido siquiera la palabra, intentaba verse normal, verse... como siempre, como un viejo amargado al cual le quitan su lugar bajo el sol en tiempo de frío.

Su cara estaba roja, muy roja, y sus dientes apretados, no necesitaba ser dolores para saber que estaban rechinando entre ellos ¿Que mosca le había picado?.

—¿Para que quieres saber lunático? No hicimos nada, solo estábamos hablando sobre un chico que la invito a salir ayer, pero dijo que no, ella dice que es muy amargado, casualmente, tiene el mismo carácter que tú, ambos con cuerpo jóvenes y carácter de viejo de ochenta años, abandonados, solos y con veinte gatos, de esos que se enojan cuando no pueden terminar el crucigrama y se enoja con los niños porque pisan su césped—.  Respondí convirtiéndome en un anciano, uno lunático y amargado.

—Yo no soy amargado...

—Claro, no lo eres, solo parece que estas oliendo basura todo el tiempo.

—Cállate—. Su cara, no podía darme mas risa que su cara cuando se molestaba, y que sabia que perdería si seguía con la discusión, eso solo le hacia enfurecer aun mas, y se ponía tan rojo...

—¿Como estas?

—¿Quien Dolores?—. Respondió con otra pregunta sentándose en la cama mirando todo lo que había, el desorden seguramente, y poniendo una clara atención sobre un ramo de flores tejido que Mirabel me había hecho como pago por un favor.

—No bestia, la vecina. Claro que Dolores si no ¿Quien mas?

—No lo se, viniendo de ti puede tratarse de cualquier persona, Esta bien creo, Dolores es fuerte, ella no es débil, ademas, sabe que así estaba escrito, ahora, vámonos, ayer no fui con el señor Juan y necesito compensar el día que no lo ayude.

—No se porque sigues yendo, no te paga, solo estas yendo por gusto, ya sabes hacer todo, no lo necesitas.

—Cada día puedo practicar mas, y es ventaja, al menos se cocinar algo que no sabe a carbón.

—Se, y por eso tu seras quien cocine mientras yo y ___ te vemos y asaltamos la cocina.

La forma en la que se levanto, en un salto, mirándome desafiante, con esa ceja que le temblaba cuando se irritaba, era todo muy raro, muy extraño, siempre se molestaba conmigo, o al menos eso es lo que parecía para los ojos ajenos, pero lo conozco, el me soportaba y sabia que era como una parte de el, mas jamas llegaba al grado en el que pudiera soltar un ligero golpe en mi cabeza y en lugar de protestar se retiro, sin decir nada, sin regresar el juego, un insulto nada.

Heart's Puppeteers (CXCXT)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora