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El rumor de una boda se hizo presente en el pueblo, no se trataba de la boda de Dolores, y, aunque si se habla de ello, el nombre de mi hermano se escuchaba más alto

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El rumor de una boda se hizo presente en el pueblo, no se trataba de la boda de Dolores, y, aunque si se habla de ello, el nombre de mi hermano se escuchaba más alto.

La rutina de nuestra amistad estaba a salvó, una ves más volvíamos a ser los tres mosqueteros, y aunque no lo pareciera poco a poco comenzaba a sentirme cómodo con la compañía de ambos.

Aún me resultaba extraño, aún me dolía ligeramente en el pecho que fuera Carlos quien la tuviera, podía vivir con la idea de quién compartiera su vida fuera con el, sabía que estaba en muy buenas manos, que junto a él no le faltaría nada, y el era feliz, poco a poco se notaba un poco mas expresivo, solo un poco, lo suficientemente como para que los demás notarán que no estaba fastidiado de solo verles la cara como siempre pasaba. Ellos en verdad se estaban complementando, haciéndose bien el uno al otro, dolía, claro que lo hacía, pero también estaba feliz, después de sacar todos esos pensamientos y sentimientos que intente reprimir, después de hablar con Carlos, después de tomar el valor suficiente para hablar con ella, de decir todo lo que sentía y cuánto me había dolido una parte de mi se sentía mejor consigo misma.

¿Que me había dado el valor de confirmar a ___? Carlos, la noche anterior de hablar con ella, en la habitación de el, escabulléndose como el pequeño Antonio, mirando como leía una de las libretas que le había entregado, no quería que me descubriera fisgoneando o me costaría caro, y quién mejor que nuestro hermano para poder entrar y curiosear sin ser detectado..

—¿Que haces?—. Pregunté en ese tono suave que el niño tenía, sin moverme de la puerta.

Recibiendo una mirada y una señal con la mano de que me acercarla, haciéndose a un lado para dejarme un espacio en ese inmenso bulto de almohadas en dónde solía ponerse cómodo y leer.

—¿Que haces aquí Antonio?—. Pregunto revolviendo mi cabello al sentarme a su lado, mostrando los apuntes que le había dado —¿Quieres escucharlos?.

Asentí, actuando como creí que lo haría mi hermano, Carlos tenía algo peculiar, y es que, desde hacía un par de días lo miraba observar atento no solo a su ahora novia si no también a los niños, analizando su comportamiento, y disimuladamente buscando un poco más a Antonio, y no solo buscarlo, cuidarlo, lo comenzaba a cuidar un poco más, mas que cuando era un bebé, más que cuando se derrumbó la casita, lo procuraba tanto o más que yo, y lo veía con curiosidad, con una mirada tranquila, una mirada que transmitía paz y afecto.

Comenzando a leer lo que ya sabía, cambiando siempre su tono de voz, de grabé hasta el más agudo que podía, con algo que parecía una sonrisa amplia, que mas que sonrisa parecía un dolor completo de muelas.

Observando lo mas que pudiera de su habitación hasta dar con la cajita que le había dado, donde en el se encontraba el anillo, y a su lado una completamente igual.

—¿Que es eso?—. Pregunte señalando las cajitas y prestando atención a su rostro, a esa expresión que había cambiado por completo, mostrando una mas seria y nerviosa, con mejillas coloradas y buscando en que desviar la atención.

Heart's Puppeteers (CXCXT)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora