Extra 1

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No supe como llegue ahí

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No supe como llegue ahí. Tampoco supe como decidí quedarme un momento mas, pelear una vez mas por ella, mucho menos como es que comenzó a gustarme despertar todas las mañanas a la par del sol, con suaves besos en todo el rostro, con caricias gentiles en mi cabellera. Al incido me judía la mente, solo de recordar todo lo que tuve que pasar para llegar a ese momento.

Las mañanas cálidas, los sonidos tranquilos de los demás al dormitar, los turnos de despertar temprano para preparar el desayuno para todos, la casa con olor a pan recién horneado y leche de fresa y vainilla junto a el café recién hecho. El olor a las arepas, la cajeta, dulce y penetrante que llegaba hasta el segundo pido, inundando las habitaciones con el gentil aroma a su comida.

Salir de la cama sin esperar demasiado tiempo, con una pijama a la par de ___, bien, tampoco supe como llegue a acceder a ponerme aquello tan extravagante para mi, de color rojo y adornos sutiles bordados por Mirabel, un obsequio que ella me había dado en uno de nuestros aniversarios.

Nadie despertaba aun, eso me alegraba, así tendría algún tiempo antes de que una de las niñas interrumpiera la calma matutina exigiendo toda la atención del mundo, preguntándome si era buena idea dejarlas mucho tiempo con Camilo, poco a poco comenzaban a tener esa actitud traviesa, indiscreta, esa necesidad de acaparar toda la atención.

—Buenos días—. El sueño, aun me encontraba agotado, un poco agotado, llegando a la cocina con un fuerte abrazo formándose en mi conciencia junto a un beso amoroso de esos que solía darme cada mañana, con esa caricia en el rostro que tanto que gustaba y lograba hacer que mi corazón brincara de gozo.

Sin embargo lo que conseguí fue un "¿Me pasas el tarro de jalea? Está en la alacena de arriba. Ese... ¡No, ese no, es sal!" Debía comprarle una escaleras o un banco a __, si  

— También me da mucho gusto verte, mon chérie. Oh, sí, también dormí perfectamente ¿y tú?

— Me tiraste de la cama — Me respondieron, con un mohín de reprensión.

— Oh... — Surgió un plato con arepas y huevo, junto a un plato mas con fruta fresca — No fui yo. Fue Tomas, ese perro tiene agall... — el pequeño perro mestizo de las niñas, ese perro que de la nada las siguió y que, con ayuda de Antonio termino quedándose en casa, saltaba desde el patio, queriendo entrar a la casa.

Me miraron con reproche una vez mas, al parecer lo había olvidado, algo que no pasaba, mas debido a las circunstancias de la noche anterior, era claro que me reprenderían por ello, haciéndome chiquito en mi lugar, queriendo hacer como si no me daba cuenta de nada, pero seguía sintiendo esa mirada de fuego sobre mi cabeza obstinada.

Levantando el rostro y mirar con publica a ___, aunque al final, me levante, abrazando como un oso torpe dando los primeros pasos de su vida.

—¿Te puedo compen...—. Susurraba en el cuello níveo, suave, en ese cuello que tanto me gustaba besar y que lograba sacar suspiros en ella, apretando con ligereza la cintura, cuando tres pequeñas manos nos separaron, las niñas habían despertado.

—¡QUIERO IR A BOLAT MI COMETA!—. Grito una de ellas, la pequeña Erika.

—¡No, boba! Toca ir a buscar conejos—. Se puso delante Samantha, recibiendo una reprimenda por parte de ambos al llamar así a su hermana, a lo cual, sin demora respondió —Papá llama así al tío Cami ¿Porque yo no?.

Tenia un buen punto.

—Lo que sea—. Respondió la niña de ojos gentiles y soñadora.

—Desayunen antes—. Agradecido por la ayuda, negarme a esas caras de cachorras era como no beber alcohol en una cantina, no podía negarme, me tenían rendido, no había nada que no hiciera por ellas con tal de ver una sonrisa alegre en sus rostros. —Y después podrán hacer todo eso.

Un poco mas y escupía el café y lo sacaba por la nariz. Yo quería quedarme acostado to el día, hoy que no tenia pendientes por hacer, que no había necesidad de interpretar, de contar relatos, de ir con su padre para ayudarlo, con un maratón de cuentos, de historias del libro favorito de __ haciendo cosquillas en su cabellera y engordando a su lado.

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La tarde paso rápido, Saque a las niñas a pasear, como perros, las amaba, demasiado, solo que aun no era un ejemplo perfecto de padre como mi hermana, como Mariano, mas después de un buen cuento, de escuchar esas risitas angelicales, agudas, esas mejillas pintadas de color rosado, recordándolas como el retrato perfecto de lo que su madre alguna vez fue cuando era una niña, después de arropar y de dejar sobre su cabeza un pequeño beso pude dormirlas y quedarme en la sala a leer un poco esos cuentos que tanto amana, haciendo una que otra fritura para pasar el rato, todo perfecto. Pude mimar, acariciar e incluso dar pequeños pesos en su rostro así como en su regazo, donde estaba descansando.

—¿Quieres mas agua?—. Pregunte al aire, mirando hacia arriba y notando a una pequeña castaña muy dormida.

Chasqueado la lengua por inercia, de pie, pase los brazos bajo ella, por debajo de los muslos apiñonados, y cargando a el amor de mi vida hasta la habitación, allí arrope, dejando unas caricias mas, solo un momento, ella lo merecía.

Al salir de la ducha, y mirarla ahí, simplemente siendo mía, siendo todo, me acerque a dar un tierno beso en los labios de mi esposa, solo para recostarme a su lado, apagando la luz tenue que se encontraba, antes de acomodarme y murmurar un legible: 

—Te amo al oído.


—Te amo al oído

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Datos:

Erika, a pesar de estar vestida igual que su hermana su falda siempre suele ser mas clara y su cabellera es un poco menos ondulado, tiene el don de poder controlar los objetos inanimados, dándoles vida para que estos hagan lo que ella quiera.

Ella es tranquila y gentil

Mientras su hermana Samantha tiene una personalidad mas dura, siempre usa los colores mas fuertes en su falda, al igual que ella tiene un lunar cerca de su ojo como su padre, siendo uno de los rasgos que la identifican, Samantha tiene el don de ver aquello que las personas no pueden, pudiéndose comunicar incluso con los familiares difuntos, siempre y cuanto tenga algo que las vincule a ello, como una prenda o un objeto, pues, si no los tiene, solo se limitara a verlos sin poder intercambiar alguna frase con ellos (Muchas veces la asustaron por las noches por lo cual Carlos suele despertarse en las madrugadas de dos a tres veces solo para revisar que su hija siga dormida, y en caso de estar despierta se queda con ella contándole historias de princesas, las mismas que le contaba a ___ cuando era niña.

Heart's Puppeteers (CXCXT)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora